miércoles, 27 de noviembre de 2013

La Doctrina Social Católica en México

Conclusión sobre la difusión de la
Doctrina Social Católica en México

En virtud de todo lo anterior, podemos afirmar que el movimiento social católico fue el movimiento que más contribuyó a formar en México la conciencia social, gracias a las valiosas orientaciones de la Doctrina Social de la Iglesia

Es cierto que en estos años también se introdujeron en México las doctrinas socialistas y anarquistas, y que hubo grupos y publicaciones que las difundían; el anarquismo se difundía, después de la desaparición de El Socialista, por medio de Regeneración, que comenzó a publicarse en 1900. Este periódico era dirigido por Ricardo Flores Magón y circuló clandestinamente desde 1904, por lo que su difusión no pudo ser muy amplia.

Por tanto, y en virtud de que el pueblo de México ha estado acostumbrado a escuchar a sus sacerdotes, es necesario resaltar “la influencia que ejerció en el nacimiento y desarrollo de los movimientos y legislación sociales mexicanos, la Doctrina Social Católica difundida en la primera década del siglo XX. 

Hay que tener en cuenta que ninguna otra doctrina social contó con los medios de difusión del catolicismo social: en el periodo hubo cuatro Congresos católicos, tres agrarios, tres semanas Católico-sociales, dos Dietas de la Confederación de Círculos Católicos de Obreros; 

la Doctrina Social de la Iglesia se enseñaba en los seminarios del país, en las dos universidades católicas que hubo, en las escuelas católicas de Jurisprudencia; hubo mexicanos que estudiaron en universidades europeas, principalmente en la Gregoriana, donde se cursaba sociología católica”.[1]

Finalmente, la solución definitiva de la cuestión social, de acuerdo con los católicos, sólo podía conseguirse haciendo partícipes del capital al mayor número posible de personas

Con esa intención los pensadores católicos estudiaron el fraccionamiento y el reparto de las propiedades agrarias y la participación de los obreros en las utilidades de las empresas. El reparto de utilidades no sería la última etapa. 

La copropiedad en el capital vendría a ser el coronamiento y remate de la asociación en las utilidades, afirmaba un editorial de La Nación, Órgano del Partido Católico Nacional. (Sobre estos temas abordados por la Doctrina Social de la Iglesia, vale la pena consultar las orientaciones del Papa Juan Pablo II en la Encíclica Laborem Exercens n 14, en las que reitera estas mismas ideas de participación y de copropiedad, con fundamento en el Destino Universal de los Bienes).[2]



[1] Adame Goddard (1991), op. cit., p. 258
[2] Cf. S.S. Juan Pablo II. Encíclica Laborem Exercens, Sobre el Trabajo Humano, en Iribarren, Jesús y Gutiérrez García, José Luis (coordinadores). Once Grandes Mensajes, documentos de Doctrina Social de la Iglesia (de S.S. León XIII a S.S. Juan Pablo II), Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1992.

No hay comentarios:

Publicar un comentario