jueves, 28 de noviembre de 2013

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Únicamente México y Argentina se opusieron a la resolución de la OEA que condenaba al gobierno izquierdista de Guatemala y preparaba una salida diplomática para la invasión apoyada por Estados Unidos, que derrocó al Presidente Jacobo Arbenz.

Se devalúa el peso frente al dólar. El Gobierno fija el tipo de cambio de $12.50 por dólar. Al mes siguiente se fija el salario mínimo en el D.F. a $ 9.50 y en el campo a $ 7.50

Surgen brotes de bandolerismo. Rubén Jaramillo entra con 30 hombres a Ticumán, causando destrozos y matando a algunas personas; se retira a la Sierra de Morelos.

El problema de los braceros comenzaba a agudizarse y el PAN conformó una comisión para estudiar el problema agrario.

Luego de la devaluación el Gobierno anunció un programa de recuperación y progreso. Acción Nacional lo calificó de insuficiente y predijo que la devaluación provocaría inflación, por lo que había que tomar medidas que aminoraran sus efectos.

El Gobierno respondió que no había razón para ello y condenó a quienes lo contradijeran. 

Para junio la inflación iba en vuelo y los salarios a la zaga, lo que provocó agitación sindical por aumentos salariales, mientras los empresarios argüían, como siempre, que precios y salarios sólo se emparejarían con mayor productividad y pidieron al Gobierno mejores condiciones para lograrla. 

Los sindicatos amenazaron con huelgas.

Los economistas del PAN expresaron que en ambas partes había parte de razón: el aumento salarial era indispensable, pues la cuestión no estaba ligada a la productividad; también era justificada la demanda de los empresarios para producir y exportar, lo que implicaba disminución del intervencionismo estatal en la economía.

El gran economista Manuel Gómez Morín escribió en La Nación el importante artículo El derrumbe del peso, criticando el análisis gubernamental de la devaluación porque no explicaba la decisión adoptada. 

Por otra parte, el Gobierno tomó medidas tardías. El problema básico de México es el de la falta de producción y por cobardía no se ha planteado el problema del campo. Además, se manipuló la moneda. Es posible y necesario incrementar el poder de compra y orientar el consumo.

En cuanto a la guerra civil, resultado del golpe militar contra el Gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala, el Gobierno mexicano reaccionó con indiferencia. El PAN le exigió que actuara en favor de una pronta paz. 

Este sangriento suceso reflejaba la difícil situación que significaba la guerra fría para Latinoamérica. Un Gobierno nacionalista que enfrentara la prepotencia de las empresas estadounidenses era tachado de prosoviético, aunque podía haber algo de cierto, si consideramos que células comunistas estaban para agitar y desestabilizar. 

Luego venía el golpe militar y los intereses estadounidenses frustraban el regreso a la democracia al apoyar gobiernos castrenses que garantizaran “seguridad” en su zona de influencia.

Gómez Morín escribió en La Nación el artículo Guatemala entre dos imperialismos. Señaló que había que protestar por la violación al Principio Básico de No Intervención. 

Había que mantener la supremacía de los derechos nacionales sobre empresas coloniales como la United Fruit. 

Había que estar contra la estupidez del imperialismo blanco que no entendía a Latinoamérica y contra el imperialismo rojo y sus agentes, y por la causa occidental de un mundo sujeto al Derecho. 

Lo ocurrido en Guatemala afectaría a todo el Continente. México no puede seguir sin voz y debería demandar la instauración de los Principios Internacionales en lo interno y en lo internacional.

El 5 de marzo de 1954 murió en la ciudad de Chihuahua, después de una larga enfermedad, don Pedro Zuloaga Irigoiti, pensador destacadísimo, excelente escritor, hombre de ciencia, ciudadano cabal y cristiano ejemplar.

Nacido en la propia ciudad de Chihuahua el 10 de noviembre de 1891, después de sus primeros estudios allá y de dos años de escuela en los Estados Unidos, ingresó a un colegio en Suiza, para pasar luego a la Universidad de München en donde estudió especialmente Ciencias Físicas y Matemáticas así como Filología. 

También realizó estudios de música, composición y orquestación.

En las dos ramas alcanzó muy grande distinción y, aun cuando la vida lo llevó por otros caminos y no por el de la investigación y enseñanza sistemática, continuó sin interrupción sus estudios, se mantuvo al tanto de todos los desenvolvimientos en esas ciencias y fue un admirable expositor de los nuevos adelantos en ellas logrados, anticipándose muchas veces a las conclusiones alcanzadas en las investigaciones sistemáticas y demostrando una admirable capacidad para hacer síntesis superiores.

Estudió la teoría de la relatividad, recién planteada por Albert Einstein, y fue uno de los ocho únicos científicos que la pudieron descifrar. Por este motivo, sostuvo durante años una relación amistosa por correspondencia con el propio Einstein.

Zuloaga  fue investigador asociado en el laboratorio de física experimental de Albert Einstein.

A la salida de Einstein de Alemania, Zuloaga rescató las bitácoras de las pruebas-validaciones de laboratorio realizadas por Einstein, llevándolas consigo para evitar que el régimen nazi desarrollara la bomba atómica.   

Dichas bitácoras fueron entregadas por Zuloaga al propio Einstein en el verano de 1938 en la ciudad de Nueva York.

Al respecto, llaman la atención tres artículos publicados por Zuloaga en La Nación: Una noticia de sumo interés: una posible bomba atómica (La Nación, No. 119, 22 de enero de 1944); El proceso de la bomba atómica (La Nación, No. 201, 18 de agosto de 1945) y Repercusiones de la Bomba Atómica (La Nación, No. 221, 5 de enero de 1946).

Es famosa la polémica que sostuvo con Manuel Sandoval Vallarta en el seno de la Sociedad Científica Antonio Alzate-Academia Nacional de Ciencias sobre el subjetivismo de Eddington, la cual mereció varias réplicas y contrarréplicas de ambos personajes en las revistas Lectura y Ciencia.[1]

A sus actividades como Filólogo y como Físico, se agregaron siempre una extraordinaria sensibilidad estética – estudió también teoría de la música, así como composición y orquestación, fue en su juventud un buen pianista y en sus escritos se revelan bien grandes cualidades literarias -, una honda y constante preocupación filosófica, una sólida fe religiosa y un sentido social y cívico al servicio del cual puso siempre su preparación, su generosidad y su capacidad ejemplares.

Su bibliografía es muy extensa, pues colaboró en numerosas revistas técnicas, universitarias y de lucha cívica, así como en diversos diarios y además de numerosas traducciones insuperables, publicó varios libros muy importantes, dejando sin concluir, por su enfermedad, otras obras que tenía proyectadas.

Autor de obras como “La bancarrota del materialismo en la ciencia” (1938); “La fuerza atómica. Historia del hallazgo y enjaezamiento de la energía nuclear” (Jus, 1945) y “Cosmos y destino del hombre”, su obra maestra, publicada en 1933.

Fue miembro de diversas sociedades científicas en México y en el extranjero; fue también catedrático en la Escuela Normal, en el Instituto Regional y en el Científico y Literario de Chihuahua, así como en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional.

Colaboró como investigador en la Facultad de Ciencias de la propia Universidad Nacional y en la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica.

Fue miembro fundador de Acción Nacional y colaborador distinguidísimo de la revista La Nación.

A todas las altas cualidades tan someramente mencionadas, en don Pedro se sumaba un conjunto de dotes humanas de cordialidad, ternura y sencillez, que hacían su trato conmovedor, estimulante y gratísimo para quienes fueron honrados con su amistad y su enseñanza. Entre la variedad de temas publicados en La Nación, el Órgano Oficial del PAN, pueden destacarse:

Dos concepciones del espacio; El peritoneoscopio; Ecos del Congreso de Astrofísica; Anteojos dióptricos y catóptricos; Las consecuencias fisiológicas del vuelo en picada; Nuevos estudios sismológicos y geofísicos; 

El problema de las zonas áridas; La desintegración del átomo; La medicina del futuro; El estado actual de la televisión; Las profundidades del mar; Einstein y Newton frente a frente; Fe y realidad; El “misterio” de sismos y volcanes; Los viajes interplanetarios; 

El volcán “Paricutín” aleja las grandes sequías; El secreto de los nuevos torpedos alemanes; El sentido del gusto y la alimentación; Lenguas que habla el mundo; La domesticación de los microorganismos; La música en el trabajo industrial; Metafísica de la masa; Cuándo nació el mundo; El mundo físico y el espiritual; 

La cuarta dimensión; Minerales de México; El subsuelo del Distrito Federal; Filosofía y Física; El problema agrario de México; Usos del microscopio electrónico; La deforestación; Repercusiones de la bomba atómica; El uranio en México; El tsunami atómico; Una posible causa de cáncer; etc.[2]

Léase:



[1] Cf. Quiénes son el PAN, Partido Acción Nacional, Fundación Rafael Preciado Hernández, Miguel Ángel Porrúa, México 2007, pp. 352-353
[2] Cf. Vázquez Ortega, Francisco Javier. Científico, filósofo, artista y cofundador del PAN: Pedro Zuloaga (1891-1954), mexicano excepcional, en Palabra, Revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, año 18, octubre-diciembre, núm. 74, México 2005, pp. 87-102 y López Ríos, Bernardo. El panista que se carteaba con Albert Einstein, en La Nación, Órgano Oficial del Partido Acción Nacional, No. 2264, marzo, México 2006, pp. 42-43

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