miércoles, 27 de noviembre de 2013

El Movimiento Social Católico

El Movimiento Social Católico

La llegada al poder por parte del partido liberal, provocó que los católicos conservadores se vieran obligados a guardar una posición política neutral, sólo interrumpida para resistir la absurda política anticlerical del presidente Sebastián Lerdo de Tejada (quien desterró a 10 Jesuitas [1] y a todas las Hermanas de la Caridad, a las que había respetado el mismo Juárez por su labor humanitaria),[2] y para hacer un último e infructuoso intento de participación política al inicio del gobierno de Porfirio Díaz. En lugar de la acción política, se dedicaron a la acción social y al apostolado seglar, de conformidad con lo dispuesto por la pastoral de los tres arzobispos de 1875.

A pesar de las adversidades del ambiente socioeconómico político liberal, fueron muy notables los esfuerzos realizados por los católicos en favor de la justicia social, así como del desarrollo del movimiento social católico en México en estos años:

Gracias a la Comisión de Colegios de la denominada Sociedad Católica de México (fundada en 1868), se impartieron clases nocturnas de religión, de aritmética y de francés en el Colegio Universal; hacia 1870 se impartían estas mismas clases en cinco colegios. Entonces se fundó la Escuela Preparatoria de la Sociedad Católica, la cual competiría con la Escuela Nacional Preparatoria, cuyo programa positivista [3] y laico preocupaba a los católicos. En efecto, en 1867 el presidente Benito Juárez decidió imponer el positivismo en las escuelas públicas, para lo cual se formó una comisión integrada por Gabino Barreda (discípulo en Francia de Augusto Comte) y otros, que redactó la ley que a partir del mismo año regiría toda la enseñanza. Al año siguiente, en 1868, iniciaría sus labores la Escuela Nacional Preparatoria con un plan de estudios de orientación positivista, elaborado por su primer director y fundador Gabino Barreda. Afortunadamente, en 1914, Pedro Henríquez Ureña modificaría el plan de estudios añadiendo otros de carácter humanístico.[4] (Ver nuestro capítulo “El Ateneo de la Juventud”).

En 1878 se funda la Escuela Católica de Jurisprudencia en la que los profesores impartían clases gratuitamente; previamente, en 1870, ya se había fundado la Escuela de Jurisprudencia de la Sociedad Católica de Guadalajara en esta ciudad. En ellas se formarían hombres como Francisco de P. García y José López Portillo y Rojas, quienes más tarde defenderían públicamente los principios políticos de la Doctrina Social de la Iglesia.

Hacia 1891, año en que aparece la Encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII, llamada con razón la Carta Magna de los Obreros, los jóvenes católicos conscientes de los estragos sociales causados por el liberalismo en la vida económica y social de los pueblos, en particular en México, siguieron las sabias orientaciones del Papa y las reformas sociales se convirtieron entonces en la preocupación intelectual dominante de los pensadores católicos: se publicaron artículos, folletos y libros que trataban sobre “la cuestión social”, la cual, de acuerdo con el Papa León XIII, no era sólo un problema económico, sino también moral y religioso; por tanto, su adecuada solución requería de medios materiales, morales y espirituales.



[1] Cf. Gutiérrez Casillas, S.J., José. Jesuitas en México durante el Siglo XIX, editorial Porrúa, México 1972
[2] Cf. Márquez Montiel, Joaquín. Historia de México, Segundo Año, editorial JUS, México 1969, p. 210
[3] Positivismo: sistema filosófico desarrollado por el francés Augusto Comte, que restringe el cometido de la ciencia a la comprobación de los hechos, pero prescindiendo de los fundamentos metafísicos de la ciencia, lo cual es absurdo. (Cf. Brugger, Walter. Diccionario de Filosofía, editorial Herder, Barcelona 1979)
[4] Cf. Bravo Ugarte, José. Historia de México, Relaciones Internacionales, Territorio, Sociedad y Cultura, Tomo III, Volumen II, editorial JUS, México 1959, pp. 463-465

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