jueves, 28 de noviembre de 2013

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El Premio Nobel de la Paz es otorgado a René Cassin, destacado jurista francés que impulsó la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.[1]

Es este un año que podría marcar un hito de alcances internacionales: revueltas en Francia, protestas en los Estados Unidos contra la guerra de Vietnam y lucha por los derechos civiles, en Checoslovaquia la conocida primavera de Praga;[2] todo ello reflejaba la inconformidad en occidente y en el bloque del Este. 

Los universitarios de estos países jugaban un papel fundamental en los movimientos de protesta y de lucha contra el orden establecido.

El 22 de agosto, los diarios de la capital informaban sobre la entrada de los tanques rusos a territorio checoslovaco y el aplastamiento de la “primavera de Praga”. 

Era doloroso ver el rostro deshecho de Dubcek, leer sus forzadas retractaciones, mirar las caras de aquellos jóvenes frente a los tanques.[3]

La Declaración de la diputación de Acción Nacional en torno a los sucesos de Checoslovaquia condenaba la invasión de este país por la Unión Soviética.


Léase "El Humanismo Político y/o Solidarismo de Václav Havel":
http://www.bernardolopezrios.blogspot.mx/2013/07/el-humanismo-politico-de-vaclav-havel.html

En México, desde principios de los años 60, surgió la agitación estudiantil en las universidades; en Michoacán y en Puebla había conflictos en este año; por otra parte, continuaban las acciones guerrilleras en Chihuahua y en Guerrero y se sabía (no por la prensa) de cruentos enfrentamientos con el ejército.

Dos acontecimientos se recuerdan especialmente: la revuelta de los estudiantes generalizada en la capital y la celebración de la XIX Olimpiada.

En julio se enfrentan estudiantes de la preparatoria Isaac Ochoterena con los de la Vocacional No. 2, contagiándose las provocaciones a otras escuelas. Intervienen los granaderos para restablecer el orden. 

La Federación Nacional de Estudiantes realiza una magna manifestación protestando por esta intervención; denuncian la brutalidad policiaca y hay desmanes. 

Se les une gente del partido comunista con el pretexto del aniversario de la Revolución Cubana, y todos se dirigen al Zócalo. Allí los dispersa la policía, pero continúa la marcha y hay destrozos. 

Siguieron violencias estudiantiles en la capital y se tomaron enérgicas medidas para apaciguarlas. El 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas oficialmente se informó de 20 muertos, 75 heridos y más de 400 detenidos. 

La secuela de acontecimientos no parece tener conexión lógica y la reacción del régimen fue desproporcionada e inexplicable.

Supuestos líderes estudiantiles y supuestos representantes del Gobierno se entrevistaban para terminar el conflicto, mientras en Tlatelolco caían estudiantes y ciudadanos. Es probable que aquéllos no supieran lo que iba a ocurrir.

Juan Sánchez Navarro, ideólogo del empresariado mexicano, afirma que en los momentos clave del movimiento entregó a Díaz Ordaz documentos provenientes de empresarios franceses, en los que demostraban que la rebelión era financiada y fomentada ideológicamente desde el extranjero;[4] 


Díaz Ordaz estaba convencido que había un complot internacional apoyado aquí por la extrema izquierda. 

Los funcionarios hablaban de una “conjura comunista”; el PAN pidió nombres y datos concretos, pero el Gobierno nunca respondió. Para Acción Nacional el movimiento del 68 fue la versión potencializada de lo que ya había vivido el propio Partido en su historia.

Poco después se llevaron a cabo los XIX Juegos Olímpicos, con gran orden.

Adolfo Christlieb escribe en La Nación que en México aumentaba el número de pobres y marginados, al mismo tiempo que la macroeconomía hablaba del optimismo del desarrollo estabilizador. 

Aumentaba el ingreso per cápita beneficiando a los menos, pero lo importante no es sólo generar riqueza, sino saber distribuirla. El modelo económico era insuficiente y el sistema político estaba agotado. 

El régimen estaba sordo y la élite gobernante era narcisista, paranoica y autista, y ahora se encontraba con una sociedad civil que abría los ojos y quería ser escuchada.

Desde que surgió el movimiento y la represión gubernamental, el PAN apeló al derecho que tenía el pueblo a ser informado verazmente. 

La Nación fue de los pocos medios que cubrieron objetivamente los hechos. El PAN criticaba al Gobierno por financiar a grupos de extrema derecha como El Muro, para neutralizar el movimiento; 

el Gobierno mismo había apoyado antes a grupos comunizantes en las universidades y ahora se escandalizaba. 

Acción Nacional se pronunció por evitar la disyuntiva dictadura o anarquía y estaba en contra de cualquier solución violenta, aunque la violencia ya existía en la corrupción.

La diputación panista fue la única que defendió la autonomía universitaria y la que dialogó con los grupos estudiantiles en el Congreso, y que no condenó la respetable actitud del Rector Barros Sierra. 

Todos los legisladores del PAN y algunos del PPS, condenaron la masacre del 2 de octubre, y no apoyaron la declaración del Ejecutivo suscrita por la mayoría legislativa.[5] 

La valerosa intervención del destacadísimo diputado panista Rafael Preciado Hernández (director del seminario de Filosofía del Derecho en la UNAM, materia que impartiría por más de cuarenta años, llegaría a ser profesor emérito de la Máxima Casa de Estudios, filósofo del Derecho Natural), fue de particular relevancia.[6]

Al final del periodo de sesiones, el PAN propone una iniciativa para otorgar créditos a estudiantes sin recursos. 

En las elecciones de Baja California el triunfo fue claro para el PAN en las alcaldías de Mexicali y de Tijuana, pero absurdamente se anularon las elecciones municipales. 

La respuesta de los bajacalifornianos fue ejemplar: hubo protestas ciudadanas durante el resto del año, huelgas de hambre, caravanas al D.F. etc., las mujeres fueron clave. 

Se presentó en la Cámara de Diputados una petición formal para que la Suprema Corte de Justicia investigara violaciones a los derechos civiles. Christlieb envió una carta a Díaz Ordaz, pero no hubo respuestas.

Renuncia Adolfo Christlieb a la jefatura del PAN por problemas de salud. Lo sustituye el Arq. Ignacio Limón Maurer. 

El diputado panista Ramiro González Luna renuncia repentinamente a su cargo y al Partido. 

Se despoja al PAN de sus triunfos en las alcaldías de Huajuapan de León y de Santo Domingo, Oaxaca, un comandante del ejército amenaza a los panistas para firmar la derrota.



[1] Cf. Riquet, S.J., Michael, Las Fuentes Judeo-Cristianas de la Declaración de los Derechos Humanos. Revista Interacción. No. 16, marzo, editorial Buena Prensa, México 1983
[2] Cf. López Ríos, Bernardo. Exigencias éticas de la práctica política: El humanismo político y/o Solidarismo de Václav Havel, en Palabra, Revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional. Año 13. No. 51, enero-marzo, México 2000, pp. 117-135
[3] Krauze, Enrique. La Presidencia Imperial, op. cit., p. 326
[4] Cf. De Cárdenas a Zedillo: los tumbos presidenciales que dibujaron a los caudillos del siglo XX, vistos por el ideólogo empresarial, en Revista Proceso, No. 1084, 10 de agosto, México 1997, pp. 6-9

[5] Cf. Medina Valdés, Gerardo (comp.). El 68, Tlatelolco y el PAN, EPESSA, México 1990
[6] Cf. Medina Valdés, Gerardo. 1968: Preciado Hernández defiende la Universidad, en Palabra, Revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional. Año 4, No. 16, abril/junio, México 1990, pp. 99-106

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