sábado, 30 de noviembre de 2013

El Autor del Himno del Partido Acción Nacional

Gonzalo Chapela y Blanco 
(1910-1971)


Autor del Himno del Partido Acción Nacional

(Reseña del libro de Guadalupe Chapela, “Mosaico, Gonzalo Chapela y Blanco, Autor del Himno del Partido Acción Nacional”. Su vida, su obra y sus circunstancias, Epessa, México, 1998, 146 pp. Reseña publicada en Palabra, revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, año 20, no. 82, Octubre-Diciembre, México, 2007, p. 93 y ss.)

Por Bernardo López Ríos *

* Católico, Apostólico y Romano, fiel a las enseñanzas de Su Santidad el Papa Francisco, de Su Santidad Benedicto XVI, Papa Emérito, del Concilio Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia Católica

El niño Gonzalo


Nació en Tingambato, Michoacán el 12 de septiembre de 1910 y pasó su primera infancia en el pueblo de Huiramba, en donde su mamá tenía una pequeña mercería que surtía personalmente en Morelia y su papá era comerciante en pequeño y director de la orquesta del pueblo.

Sus padres lo enviaron a Morelia a estudiar la primaria en casa de un mentor en donde se hospedaban varios alumnos de diferentes grados enseñados por el mismo maestro.

Después pasó a estudiar la secundaria en la mejor escuela que se podía encontrar en aquella época en Michoacán: el Seminario.

Ingresar al Seminario no necesariamente implicaba tener vocación de sacerdote, sino que era un buen lugar para estudiar el nivel medio de enseñanza.

En este centro escolar se distinguió como un estudiante sobresaliente, dando muestras de una clara inteligencia.

En 1922 entró al Colegio Seminario, y obtuvo tres libros como premio. Desde este primer año  presentó oposición pública en Castellano y en Latín.

Al año siguiente presentó examen público y obtuvo el primer lugar en el primer curso de latín, siendo su padrino el Señor Vicerrector del Colegio, el Presbítero Don Juan Buitrón.

En 1925 resultó ganador en varios concursos, sobre todo en idiomas, haciendo una magnífica traducción del libro VI de La Eneida de Virgilio.

En 1927 pasó al clerical, pero viendo que su carrera debía ser de seglar se cambió a la Escuela Libre de Michoacán a estudiar Derecho y en esta nueva escuela siguió triunfando.

Amigos de la infancia


Aunque sus primeros años los pasó rodeado de cariño y disfrutando de la vida del campo, desde muy chico vivió en carne propia la injusticia: en el pueblo en pasó su primera infancia había pugnas entre los habitantes, por lo cual le tocó sufrir pedradas y que le echaran los perros a pasar por el barrio contrario.

El recuerdo de estas injusticias sería motor para sus acciones como abogado, periodista y fundador del Partido Acción Nacional.

El contacto con la naturaleza propició que sus mejores amigos de la primera infancia fueran animales.

Tenía un caballo y un perro y cuando se sentía cansado, se bajaba del caballo y se acostaba a dormir a la sombra del equino, vigilado por el perro, mientras el caballo se movía siguiendo al sol para que no se le acabara la sombra a Gonzalito.

Otras amigas que cultivó fueron las viboritas de agua del Lago de Pátzcuaro, a las que iba a visitar por el lado de Chupícuaro, para silbarles melodías casi siempre compuestas por él.

El joven Gonzalo


Gonzalo intentó estudiar en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en épocas turbulentas. Ya desde entonces tenía un valor poco común para manifestar y defender sus ideas.

Dueño de una convicción religiosa y moral que iba contra la corriente, fue repelido por la Universidad Michoacana entre bofetadas y gritos de polémica. Entonces pasó a figurar entre los más distinguidos alumnos fundadores de la efímera Escuela Libre de Derecho de Morelia.

También figuró en el cuadro de los dirigentes de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), institución de la que surgirían importantes cuadros en la fundación de Acción Nacional (Cf. Carlos Castillo Peraza,  La primera oficialidad, revista Palabra No. 10).

Durante la persecución religiosa


Doña Rafaelita, la madre e Gonzalo, realizaba frecuentes viajes a Morelia para surtir su tiendita

(En épocas difíciles, como lo fue el régimen del general Calles contra la Iglesia católica, hay que tener ingenio y valor para salir adelante y al mismo tiempo contribuir con la causa en la que se cree).

Esta rutina fue una oportunidad para la señora Chapela, ya que se las ingeniaba para hacer contacto con algún miembro de la clandestinidad cristera, que le proporcionaba mensajes, municiones, instrucciones, para que ella se encargara de llevarlos a los cristeros que se encontraban en la Sierra de Michoacán, cerca de Huiramba.

Tal vez la parte más difícil del proceso era la de hacer contacto con los armados, pues había que salir al campo, en donde no era normal que ella se encontrara.

A Rafaelita se le ocurrió organizar frecuentes “días de campo” a los que la acompañaban mujeres, ancianos y niños del pueblo y, por supuesto, siempre que podía Gonzalo.

A esos paseos se llevaban grandes canastas con comida, cántaros con agua fresca, cobijas para abrigarse al caer la tarde o por si llovía, y las indispensables guitarras para pasar un rato agradable cantando y charlando.

Ahí, en medio de la serena belleza del campo michoacano, rodeados de pinos y de jaras, y acompañados por el canto de los pájaros, se organizaban juegos en que participaban los jóvenes como

“las escondidas”, “la roña”, “casitas de alquiler” y otros muchos llenos de alegría e ingenuidad, que daban la oportunidad de separarse un momento del grupo, para cruzar unas rápidas palabras con el ser amado... o para dejar algún “bultito” entre los arbustos.

Sin embargo, no siempre era posible realizar estos paseos y entonces, en ocasiones en compañía de su hijo adolescente y siempre de las oraciones de los vecinos,

Rafaelita emprendía el camino llevando entre sus enaguas el esperado mensaje o el escaso parque que podía llevar, peleando a su manera y con gran audacia, la Guerra Cristera.

Estas vivencias marcarían hondamente el alma auténtica de Gonzalo.

Un templo


Los padres de Gonzalo, don Honorato Chapela y Blanco y doña Rafaela Montañez, fueron personas comprometidas con el bienestar de la gente y en especial de Huiramba, el pueblito de Michoacán en donde vivió la familia Chapela Montañez.

Durante la niñez y juventud de Gonzalo, se acostumbraban las “faenas” en las que la gente del pueblo prestaba su cooperación con trabajo voluntario en la realización de alguna obra, ya fuera para el bienestar de la comunidad o de algún vecino que la necesitara.

Los señores Chapela Montañés y un grupo de habitantes del lugar, decidieron construir un templo para el pueblo.

Sin tener dinero ni a quien pedírselo, tuvieron que recurrir a su imaginación y entusiasmo. Para conseguir los recursos materiales, organizaban obras de teatro, algunas de ellas compuestas por don Honorato, otras de autores conocidos, como es el caso de algunas zarzuelas.

La parte musical y la dirección estaba a cargo de Honorato Chapela, y en el reparto siempre aparecía Rafaelita, quien actuaba, organizaba, ayudaba a la preparación del vestuario, etc.

La mano de obra era proporcionada por los vecinos de Huiramba, mismos que fueron construyendo el templo.

En el desarrollo de estos trabajos, los papás de Gonzalo siempre dieron el ejemplo, ya que a pesar de que a ella le habían diagnosticado cáncer en el estómago, ambos participaban con entusiasmo en la obra.

En poco tiempo se construyó el templo y a la muerte de doña Rafaelita se le concedió a sus restos mortales un lugar de honor en un nicho muy cercano al Altar.

El abogado


En la época en que Gonzalo entró a estudiar Derecho el país se encontraba en plena Guerra Cristera y la persecución religiosa había llegado a lo más intenso, por lo que asistir a la escuela era toda una aventura.

El 12 de mayo de 1921 se organizó una peregrinación que, saliendo de la Catedral, recorrería la Calzada de Guadalupe.

Siendo gobernador de Michoacán el general Francisco J. Mújica, se dio la orden de esperar a los peregrinos al final de la Calzada, parapetándose sobre los arcos del acueducto. Al llegar la marcha, se iniciaron los disparos sobre la multitud, que suponían estaría desarmada.

Pero los tiempos se habían empezado a hacer difíciles y entre los peregrinos había gente armada que  en legítima defensa contestó la agresión, resultando muertos y heridos por ambos bandos.

Como la ELM era católica y se encontraba cerca de ahí, se culpó falsamente a los estudiantes del hecho y por ese motivo, cada año, para el aniversario de la balacera y para el día de la Independencia, alumnos de la Universidad de San Nicolás y los que querían agregarse a la manifestación, llegaban frente a la ELM a apedrearla, gritar insultos y burlarse de los estudiantes.

En 1927, después de un breve intento por estudiar en la Universidad oficial, las circunstancias impulsaron a Chapela a realizar sus estudios en la ELM, la cual, debido a su orientación cristiana, no era bien vista por el gobierno estatal, por lo cual sus estudios no contaban con el reconocimiento oficial y los estudiantes eran hostigados de diversas formas.

Por ello la ELM tuvo una corta vida, viéndose obligada a cerrar en 1935.

Tal vez estas dificultades que encontraron los estudiantes de la ELM fueron las que hicieron que los muchachos que ahí estudiaron fueran figuras sobresalientes en la vida del país, muchos de los cuales, entre ellos el fundador de la escuela, don Manuel Herrera y Lasso, serían más tarde fundadores del Partido Acción Nacional.

Aunque Chapela todavía no se titulaba, daba clases en la ELM y lo tomaban mucho en cuenta, porque en todas las propagandas destacaban su apellido: “Blanco” (por Chapela y Blanco).

Al concluir sus estudios, Chapela presentó con gran éxito su examen profesional en la ELM y, puesto que en Michoacán no se reconocían los estudios de la ELM, Chapela fue a presentar otro examen profesional y a titularse (al igual que Miguel Estrada Iturbide, Francisco Chávez González y Salvador Abascal) a la Universidad de Guanajuato, en donde todos se recibieron por aprobación unánime y con elogios por su extraordinaria preparación, ya que no podía otorgárseles la mención honorífica por no haber realizado sus estudios en esta Universidad.

Después de recibirse, Chapela abrió un despacho en compañía de su condiscípulo Salvador Abascal, desde donde inició su camino como defensor de los necesitados.

Poco tiempo después, los licenciados se separaron para fundar cada uno su propio despacho.

Debido a que la cantidad de casos que llevaba no le rendían lo suficiente para llevar una vida decorosa, y dado que en 1936 recibió una oferta de trabajo en la Ciudad de México, Chapela cerró su despacho en Morelia dispuesto a seguir un nuevo camino.

¡Cuál sería su sorpresa al llegar y recibir la noticia de que los empresarios que lo habían llamado, ya no estaban interesados en sus servicios!

Esto lo condujo a buscar su camino en Baja California, a donde fue llamado por el Gobernador en turno y en donde llevó varios casos de derecho laboral.

Sin embargo, las necesidades del gobierno, no siempre de acuerdo con las necesidades del pueblo y en ocasiones francamente opuestas, lo hicieron volver a la Ciudad de México, en donde se abrió paso litigando, escribiendo y dando clases, siempre ayudando a quien lo necesitaba, abriéndose paso a paso un lugar en la sociedad.

Sus esfuerzos dieron fruto, y años después, el 25 de abril de 1945, fue invitado a ser miembro supernumerario de la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación. Al ser admitido en esta institución, dijo en su discurso:

No sé lo que pase en otros órdenes, pero en el jurídico siempre sucederá que, cuando las disposiciones positivas encierran negaciones de las bases humanas del derecho, las leyes y las constituciones tienden a la inobservancia, al abandono y al desprestigio...

Al terminar el siglo y comenzar el siguiente, muchas de aquellas leyes no se practicaban...

En la época de tolerancias que se conoce como “Porfirismo”, la religión... se redujo al culto, y eso en la intimidad del hogar, a cargo de las mujeres, o dentro de los templos...

Pero la situación de desajuste entre lo legal y lo jurídico, entre lo positivo y lo natural, entre lo que debe ser y lo que es, no puede prolongarse indefinidamente.

El “modus vivendi” liberal concluyó cuando estalló y triunfó el movimiento armado contra el “Porfirismo”...

En otras palabras, y perdóneseme que manifieste a este respecto la repugnancia que siempre me ha causado la ficción, en la secular batalla entre la Iglesia y el Estado ha sido de éste la victoria, por lo menos en lo que se refiere a las posiciones legales...

La libertad religiosa, educativa, de expresión y de cuanto se relaciona con la Iglesia, siguen estando sujetas a limitaciones y a prevenciones normales...

... la distancia que exista entre el Estado y la Iglesia, será metro de distancias entre la vida y la muerte de nuestra propia Patria.

¿Y dónde está el mexicano que, sabiéndolo, deje morir a México sin hacer algo por evitar su muerte?

En 1946, la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación publicó un análisis crítico de Chapela sobre La cláusula de exclusión en el derecho y en la lucha de clases, en el que afirmó:

Cuando el obrero está dentro de un sindicato que logró a favor suyo la cláusula de exclusión, tiene siempre sobre su cabeza el peligro de que se le aplique, por cualquiera de las causas establecidas en los estatutos, o por el capricho del líder...

Al surgir cualquier dificultad en el seno del sindicato, el peligro de aplicación de la cláusula es una coacción mucho más fuerte que cualquier otra, porque toca a los intereses vitales del trabajador y su familia.

Sólo un ofuscado puede dejar de ver en la cláusula de exclusión una violencia por la que se obliga a los trabajadores a pertenecer a un sindicato...

Así, podemos llegar a la conclusión de que... la cláusula de exclusión es legalmente infundada... es uno de tantos casos mexicanos, en que las leyes son ilegales por incongruencia entre sus propios términos...

La lucha de clases seguirá siendo una realidad dolorosamente objetiva, mientras no haya en el mundo una tendencia profundamente adherida al alma misma de los sistemas, que preste garantías morales para resolver los conflictos.

Urge... que las reglamentaciones que se hagan... se funden en una reeducación de obreros y patrones, para que... el espíritu de humana amistad vuelva a servir de alma a las organizaciones de trabajo.

El diputado


Uno de los mejores amigos de Chapela fue Antonio Tapia, hombre alegre, inteligente, culto y generoso, mecenas de algunos de los compositores y políticos en ciernes de aquella época y uno de los primeros apoyos del PAN en Michoacán:

¡Llegó al extremo de vender la céntrica casa en que vivían para emplear los recursos así obtenidos en las actividades del naciente partido!

Recuerda su hija Carmen Tapia:

¿Y quienes eran aquellos hombres? Pues Gonzalo, que era yo creo el más fuerte, de los elementos más fuertes;

estaba mi papá que era como un aglutinador, el que proporcionaba la infraestructura necesaria; también entre los pioneros del movimiento político que dio origen al partido, recuerdo al licenciado Miguel Ramírez Munguía que era una gente con una presencia imponente pero al mismo tiempo accesible y muy generoso;

a Pepe Córdova, a Panchito García, al licenciado Estrada, al inolvidable “Pildo” Calderón Vega y a Manuel Torres Serranía, que era el más loco, el que se lanzaba más... el primer presidente municipal del PAN, porque simple y sencillamente el hombre ayudaba a la gente a razonar... (decían que no tenía pelos en la lengua ni en la cabeza).

Para mí, los pensadores, los que llevaban la batuta, eran Gonzalo, Estrada y Manuel Torres, cada uno en su estilo...

En aquel entonces era “lo que se tenga es para compartirse”, si es poco o mucho, lo que se tenga se comparte, no era buscar un beneficio económico o personal, porque si de algo estaban seguros es de que iban a perder, y a perder mucho y tal vez por mucho tiempo, no solamente la elección sino el dinero, el tiempo y quizá algo más.

Para poner un ejemplo, los que tenían dinero lo daban al partido y los que no tenían, también...

En aquellos días yo no entendía lo que eran las cuestiones políticas, lo único que entendía era que había un gobierno impenetrable y ellos eran como la hormiguita que está atacando al elefante, pero con un ideal luminoso, con una idea:

nos entregamos y pase lo que pase, sin decir “ataquemos al enemigo”, no con violencia, no se mencionaba para nada la violencia. Hablaban de atacar al monolito que era el PRI... para obtener un cambio en las condiciones de los que lo necesitaban.

Ellos representaban el valor verdadero de salir a ver qué pasa, porque se la jugaban...

Recuerdo que comentaban que cuando se iban a los pueblos a veces los caciquillos los corrían a balazos, que arriesgaban su vida, pero todas aquellas personas seguían hablando en términos de un ideal, no de una ganancia, no de un beneficio personal...

y eso es lo que es el verdadero valor, saber que con lo que contaban era con la verdad, no con una pistola.

Aquello era cuestión de fe si no, no se habrían metido, sabían que era difícil sí, pero posible... ¡y está siendo posible!..

Ellos eran propositivos, siempre tenían alguna propuesta que hacer, entendían lo que era solidaridad y actuaban según lo que entendían.

Yo creo que tenían la fe en que podía el partido llegar a tener el poder, pero el poder para servir al pueblo, entendido como nación, no para enriquecerse. Sabían que llegaría el día, pero seguramente no en su tiempo, sino después.

Tenían la formación de la gente que cree que esta vida no lo es todo, sino que hay otra; porque ahora te dicen “o friegas o te friegan” y se entiende como democracia el adaptarte a las tonterías de las mayorías, porque el riesgo es que la gente en masa se vuelve menos brillante.

Ellos sabían que había que mover a la gente a pensar, no para manipularla, sino para que pensara. Hablaban con la verdad, y además eran muy buenos oradores.

La tarea que se habían fijado parecía una tarea imposible, pero poco a poco iban ganando adeptos, porque no se dirigían a las masa como masas, sino a sus personas, a su inteligencia, no les interesaba crecer de golpe...

¡Como sea, ellos fueron los que abrieron brecha!..

Entre mis primeros recuerdos están los que incluyen a Gonzalo al piano. En el piano de la familia, en donde siempre había papel pautado y algo con qué escribir, él llegaba, cuando quería, a tocar.

Entraba y de inmediato se quitaba los zapatos y se ponía a tocar lo que había compuesto o componer algo nuevo. Aquí compuso el Himno de Acción Nacional y muchas de sus canciones.

La campaña de 1946

Rafael Servín conoció a Chapela en 1946, en la campaña en que participó por primera vez para la diputación del II distrito de entonces, con cabecera en Pátzcuaro, Michoacán:

Por esos días era yo estudiante en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo y tenía poco tiempo de haber ingresado al partido.

Eran días muy difíciles para los miembros del PAN y también lo fueron para mí: cuando se enteraron los compañeros de mi afiliación al blanquiazul empezaron a burlarse y a provocarme, primero verbalmente y después pasando a los hechos...

¡cada vez que me veían en la Universidad me lanzaban a la fuente que estaba ahí cerca!...

Las autoridades se hicieron eco de la mala voluntad y me expulsaron, sin otro cargo que el de ser panista...

Lo acompañe en esta campaña, sobre todo en la parte de la gira que cubría Puruándiro, mi pueblo Cuitzeo, Santa Ana Maya.

En ese tiempo era julio, medio que llovía... la laguna estaba casi seca y entonces la caminamos, la atravesamos a pie; todos nos quitamos los zapatos y con una ensarta de zapatos, descalzos, nos fuimos caminando al pueblo de Santa Ana Maya.

Llegamos todos cansados y llenos de polvo, algunos con los pies sangrando, pero ¡valió la pena!

Le hicieron una recepción muy cariñosa, muy emotiva. Encontró a un viejo compañero que no terminó su carrera:

“El Güero Álvarez”, Francisco Álvarez, a Alfredo Orduña y muchos otros simpatizantes, que nos manifestaron abiertamente su apoyo. Después de esto, con renovadas fuerzas, seguimos en la campaña...

Esta alma musical de los michoacanos la tenía también el licenciado (Chapela), como se ve en el himno del Partido, que él compuso; el himno dice cómo empezó, qué nos movió, qué buscábamos con nuestra lucha.

Algunos detalles de su las vicisitudes de la campaña de 1946 las relata el mismo Chapela como candidato a diputado:

... tuvimos que reunirnos en una corralada, casi en catacumbas, para proclamar a cielo abierto las mismas tesis y los mismos propósitos de ahora...

Fueron estas tierras las más desamparadas y por lo mismo, las más propicias para que en ellas pudiera fraguarse la gran burla cometida contra el voto ciudadano.

Porque... esta región era nada menos que el cuartel general de quien habría de usurpar la representación política de un pueblo que nunca mereció tal tratamiento.

El 7 de julio, cuando nuestras... más numerosas (guarniciones) se encontraban en otra parte, de Zacapu llegaron... varias carretadas de hombres dispuestos a llevar a otros municipios la misma osada e inverecunda resolución de burla...

Zacapu y Pátzcuaro y Quiroga y Tzintzuntzan y Villa Escalante y Erongarícuaro y Acuitzio y Huaniqueo y Coeneo y Villa Morelos y Huandacareo y Chucándiro y Cuitzeo y Santa Ana Villa Jiménez pelearon y pelearon bien...

en Aciutzio se encendieron fervores, que el entonces candidato todavía guarda en su corazón como uno de los mejores dones de su vida...

la gente más humilde de ese pueblo que es la ribera del lago de Cuitzeo, sangró sus pies para acudir a escuchar el mensaje de Acción Nacional...

Donde la conciencia ciudadana despertaba con coraje de pelea, cada quien hizo su parte para salvarnos a todos.

¿Qué importaba la probabilidad de un nuevo fraude?

Después de todo, el civismo es amor a la patria y amor a los mexicanos, y eso sí se había logrado en todos los municipios, porque ese 7 de julio de 1946 sabíamos todos los que votábamos en el distrito, que nuestro esfuerzo era con miles de mexicanos que, en Sonora o en Yucatán, o en cualquier punto del país, se estaban batiendo también por nosotros, acaso sin conocernos más que en la imagen.

El fraude electoral, las trampas y la represión por parte del PRI-gobierno provocan que el resultado sea valientemente impugnado por el candidato del PAN:

Señores miembros del Colegio Electoral... para un ciudadano mexicano, para un hombre que no tiene en este debate absolutamente ningún interés personal, sino que viene a defender no solo el voto ciudadano emitido en su favor, sino precisamente las ansias de liberación de su pueblo...

esto no es más que la continuación de una pelea constante, de una pelea de toda la vida, que no terminará con la aprobación de ese dictamen, que me es desfavorable...

Al acta de la Computadora, efectivamente, no vienen agregadas protestas de nadie.

Claro, y no venían agregadas sencillamente porque... la Junta Computadora no agregó, como debía, las protestas hechas por el candidato de Acción Nacional...

Si precisamente en eso está el vicio, en eso está el fraude: en que los paquetes que se abrieron en la Computadora no siempre corresponden a la realidad ocurrida el día de las elecciones en las casillas...

eso es lo que nosotros demostramos con abundante documentación...

La Comisión Dictaminadora encontró tan burda la serie de violaciones, que tuvo que anular tres mil votos que se habían emitido a favor del candidato del PRI...

Se encontró que en San Agustín del Pulque no se había instalado jamás una casilla y que... se presentó ante la Computadora un individuo diciéndose presidente de esa casilla y con un paquete con cientos de votos a favor del candidato del PRI...

Se encontró que en el municipio de Santa Ana Maya no se repartieron tarjetas y sin embargo, en la Computadora se presentó un presidente con un paquete... que la Computadora tomó en cuenta, y la Comisión dictaminadora, considerando que ya era mucho...

rebajó esos votos de la elevada cuenta del PRI...

Se ha tratado de insistir en el viejo vicio de que haya dos castas sobre México: una, la casta de los gobernantes, que no permite la menor filtración del pueblo; y otra, el pueblo, que en vano está luchando por sacudirse a esa primera casta.

La primera campaña federal ocurrió en 1943. Esta era la segunda campaña en la que Acción Nacional había propuesto candidatos y en ella se le reconocieron cuatro triunfos.

En sus Memorias del PAN Luis Calderón Vega se refiere a dichas campañas en estos términos:

¡Qué heroicos aquellos que, los primeros en el desafío, nos acompañaron en aquella inolvidable aventura, jugándose la hacienda y la vida! A ellos se debe el despertar político del pueblo mexicano.

La campaña de 1949

A pesar de los avatares de la campaña de 1946, los miembros de Acción Nacional en Michoacán le insistieron Chapela para que aceptara ser candidato para la contienda de 1949,

quien les respondió diciendo que los grandes esfuerzos realizados en la campaña anterior lo habían dejado en condiciones difíciles, por lo que aun cuando consideraba a la propuesta como un honor, no se encontraba en condiciones de aceptarla.

Sin embargo, el mismo Manuel Gómez Morín le transcribió una carta del Comité de Zacapu:

... creemos que es por todos conceptos conveniente, inducir al señor  licenciado Chapela y B. a que acepte su postulación como diputado por ese distrito (2º de Michoacán), teniendo en cuenta desde luego, su brillante actuación durante la campaña anterior y que indiscutiblemente es él la única persona con méritos y prestigio suficientes para mover a la opinión pública...

tuve la satisfacción de conocer personalmente al señor licenciado Chapela y escuchar de sus labios las graves razones de índole no sólo personal sino de conveniencia para el Partido, que él expuso para abstenerse esta vez de figurar como candidato.

Sin embargo, y sin dejar en modo alguno de pesar tales razones, nuestro deseo es que acepte su postulación... de tal manera que... rogamos a usted interponer su valiosa influencia, a efecto de que nuestro deseo categóricamente expresado, pueda ser posible.

Ante insistencias de este calibre y sabiendo lo que la candidatura iba a representar para él y para su familia de cinco hijas, Chapela aceptó la propuesta:

Pues bien, volvemos a la pelea. Sabemos que... habrá témpanos de hielo en absurda cooperación con el fuego del pistolero. ¿Y qué?

Ni al pistolero ni al congelado abstencionista, ni al crítico que se ría, ni al calumniador hemos de rendir cuentas de nuestros actos... sólo hay un Juez que reconocemos...

Su juicio sí nos importa, y lo tendremos de parte nuestra cada vez que, cumplida la tarea, podamos acariciar el rostro de nuestros hijos sin sentirnos culpables de no haber luchado por ellos;

cada vez que miremos nuestros paisajes, sabiendo que hemos hecho algo por merecerlos; cada vez que, en el fondo de nuestras conciencias, podamos sentir que hemos dado un poco de vida a esta Patria.

En aquella época el PAN no contaba con financiamiento público, por lo que la ayuda que podía proporcionar el partido, como lo muestra una carta del 20 de junio escrita por Gómez Morín:

Manuel Ulloa le envió hoy una pequeña ayuda adicional. Quisiéramos hacerla mayor, pero es difícil aumentarla en las condiciones de penuria en que estamos trabajando.

Al mismo tiempo, las necesidades y el apoyo discreto e incondicional pueden apreciarse en la carta dirigida a “Chap” por Antonio Tapia:

Rafael Servín me recomienda que te pida las credenciales que haya que entregar acá... que le mandes también unas mil o mil quinientas tiras de propaganda con el nombre de los candidatos.

Por plática que tuve con él, deduzco que el Sr. García Padilla anda recortado de dinero para la gira que andan haciendo; si hubiera modo de remediar un poco eso, lo haces; si no, me avisas para ver la manera de entrar yo al quite.

Las condiciones de desarrollo del proceso electoral fueron descritas por Gómez Morín en la mencionada misiva del 20de junio:

Todavía aquí no logramos que nos entreguen íntegra la copia del padrón. Los fraudes que vamos advirtiendo en algunos distritos, son del 25 % de los empadronados y en otros, exceden del 40%

Será prácticamente imposible, con este retraso en la entrega, hacer una rectificación del padrón que comprende cerca de medio millón de nombres en el Distrito Federal...

Aquí la ubicación de las casillas y el nombramiento del personal, ha quedado totalmente en manos del PRI por la parcialidad o con la cobardía de los Comités Distritales y con la impericia y el sabotaje o la falsedad de los demás organismos electorales.

Un detalle más de esta campaña nos ilustra sobre la magnitud de estas tareas:

Todos están de acuerdo... en las indicaciones generales que propongo, como, por ejemplo, en la necesidad de que se hagan varias reuniones de representantes en los distintos centros, para el mejor adiestramiento sobre la ley y sobre el funcionamiento de las casillas...

Los señores de Zacapu, al darse cuenta de las dimensiones de la tarea, manifiestan con franqueza que no pueden comprometerse a atender todo el distrito, sino únicamente la parte que constituye el primero de los núcleos enumerados.

O sea, que nuestro comité podrá atender cuatro de los quince municipios que deben ser trabajados. Los once restantes deberán ser atendidos por mí...

Esto, en vez de causarme pena, me hace ratificar el concepto que me he formado de la gente de Zacapu, pues ha sido una prueba de su seriedad, que no los deja caer en vanas euforias...
  
El triunfo

Una vez pasada la elección, el 20 de julio de 1949 le escribe su gran amigo Antonio Tapia:

Querido Chap: Ha corrido un fuerte rumor por estos rumbos, de que “tu caso” será de los que se resuelvan favorablemente en el Colegio Electoral. Con este motivo me han asediado con preguntas... Me he permitido contestarles que hablé contigo y que tu opinión es que no hay ninguna seguridad... que el resultado favorable sólo podría venir por más abundancia de pruebas o, con la ayuda de Dios, por más habilidad en exponerlas y explotarlas.

Llegó el día 27 de agosto, fecha en que tenía que hacerse la defensa del 2º distrito de Michoacán y el ambiente que se vivía fue descrito por el periódico El Universal:

Este es uno de los casos más curiosos que se hayan registrado. Hasta los actuales diputados del PRI están con el candidato del PAN.

Los periodistas han podido constatar en los últimos días esta solidaridad con un candidato, cuya ideología es tan contraria a la suya...

Inclusive las empleadas de la Cámara son chapelistas...

Es aprobada por mayoría la candidatura del licenciado Chapela, sobre quien recaen todas las miradas y las cámaras de los fotógrafos son enfocadas en su persona, quien se encuentra entre los reporteros de todos los diarios, ya que él es uno de los cronistas de la Cámara, por nuestro colega “Novedades”.

Chapela, emocionado, recibe abrazos y felicitaciones.

Así pues, como diputado propietario quedó Gonzalo Chapela y como suplente Manuel García Padilla.

Después del triunfo continuó la celebración con los michoacanos, de acuerdo con la revista del PAN, La Nación, en su número 413 del 12 de septiembre de 1949:

Con la presencia, que se tornaba simbólica del diputado que sale y del diputado que entra, Acción Nacional en Michoacán confirmó su permanencia. Miguel Ramírez Munguía y Gonzalo Chapela y B., uno rindiendo cuentas claras del trabajo desempeñado, y otro ofreciendo con sencillez cumplir el deber impuesto por los electores, dieron la nota emotiva...

Tras una referencia de Ruiz Villaloz “al amigo excelente, al compañero de juveniles aventuras periodísticas, el poeta, al idealista siempre fiel a sí mismo y a la generación fraternal”, el Diputado Chapela, continuamente interrumpido por los aplausos, cerró el memorable acto afirmando su fe en el pueblo de México.

“Todo esfuerzo por México”, fue el lema acuñado por Chapela.

Como dato interesante diremos que el total de su sueldo de diputado ($33.33 diarios) lo destinaba a apoyar la solución de los problemas de su distrito.

En la Cámara de Diputados

En la campaña de 1949, tercera de su historia, el PAN logró el reconocimiento del triunfo de cuatro distritos, por lo que una vez más hubo en la Cámara cuatro valientes defensores:

Juan José Hinojosa, por el III distrito de Nuevo León; Jaime Robles Martín del Campo, por el III distrito de Jalisco, y Eduardo Facha Gutiérrez, por el X distrito del Distrito Federal, además de Chapela, por el II distrito de Michoacán.

Recuerda Rafael Servín:

En muchas cosas lo apoyaba yo en su labor de la Cámara; los fines de semana en que acostumbraba hacer giras por su distrito siempre me invitaba y yo lo acompañaba a ver a la gente, porque nunca perdió el contacto con la gente que lo eligió.

El trabajo que hacíamos era más que debatir en la Cámara, atender directamente los problemas de los electores, como ayudarles a abrir un camino, construir una escuela, llevarles maestros, arreglar problemas de tenencia de la tierra...

y muchos otros que veíamos directamente con ellos.

También se trabajaba mucho para presentar buenas iniciativas... 

¡que iban a la congeladora!, 

pero muchas de esas iniciativas se plasmaron como ideas, y pasando el tiempo el  mismo gobierno las desenterró, las desempolvó y luego ya fueron ideas del Ejecutivo, como por ejemplo el problema de la salinidad del río Bravo;

la cláusula de exclusión en los contratos colectivos, que era un arma en manos de los líderes de los sindicatos, los caporales les digo yo, porque a un trabajador, un obrero que pensaba y que no se iba como la mesnada por donde le decían y que levantaba la voz, rápido y fácil el sindicato le aplicaba la cláusula de exclusión y ¡afuera!, el patrón tenía que rescindirle su contrato porque el sindicato ya le había aplicado la cláusula.

El periodista

Chapela empezó a escribir muy joven, publicando cuentos, poesías y algunos artículos de fondo en revistas escolares, como ¡Ideal! en Pátzcuaro y la revista estudiantil muy prestigiada en su época, Ciencia y Letras, de Morelia.

Sin embargo, la forma como realmente inició su carrera periodística es muy interesante:

En cierta ocasión, una compañía que tenía su sede en la Ciudad de México, lo llamó para que fuera a trabajar con ellos, pero cuando Chapela ya se había trasladado a la Capital, le informaron que siempre no se le iba a contratar. Como era un hombre de fe, se fue a visitar a la Santísima Virgen de Guadalupe, para pedirle que le indicara el camino a seguir.

Al poco tiempo de salir de la Basílica de Nuestra Señora, le avisaron que el gobernador de Baja California lo requería; Chapela vio en esto la señal que esperaba y emprendió un viaje que por poco le cuesta la vida, pero que le dio la oportunidad de iniciar formalmente su carrera de periodista.

Después de un tiempo de trabajar en el norteño estado, decidió volver a la Ciudad de México.

La muerte de un grupo de empleados de la Secretaría de Comunicaciones, en condiciones semejantes a las vividas por Chapela, lo motivó a escribir el artículo Infierno de los desiertos sonorenses

en el que narraba su propia experiencia, mismo que fue presentado en Revista de Revistas y publicado el 15 de julio de 1937, con lo que inició formalmente su carrera como periodista.

He aquí un extracto de su dramática vivencia:

La muerte heroica de los expedicionarios de la Secretaría de Comunicaciones, en el desierto de Sonora, ha tenido la virtud de traer a mi memoria los momentos angustiosos que yo mismo sufrí precisamente hace un año...

Descendimos de la diligencia y llamamos a los que venían detrás. Junto a una piedra, echado de bruces sobre la arena blanca, como un sudario y ardiente como un infierno, yacía un hombre desnudo con las carnes enrojecidas.

Cerca de él, otro hombre seguía flameando como un autómata el pañuelo enorme; ya uno había muerto y el otro estaba inconsciente sosteniendo el pañuelo por un milagro de contracciones nerviosas.

Más allá, fuera de las rodadas, una figura grotesca ensayaba pasos de baile clásico, juntando sus desnudeces a lo escueto del paisaje. “Hello my public!”, nos gritó al mirarnos, “You see? I’m Isadora”.

El pobre había enloquecido, como aquel otro que acompañando su trabajo con grandes carcajadas, arañaba la carne para perforar un pozo artesiano y como el de más allá que abrazado a un Sahuaro, trataba de sacar a furiosos mordiscos el agua de entre las espinas.

Cuando bajé de la diligencia, me di cuenta de mi estado: las piernas no me resistieron.

Tres días sin tomar otro alimento que la galleta con salmón y agua caliente con gasolina, habían hecho su efecto. Sobre la arena me sumé a los caídos y sentí perfectamente la impresión de que pronto me sumaría a los muertos…

¡Agua! Grité con desesperación, en el mismo tono en que gritaban todos los demás moribundos.

De pronto el chofer, con más corazón que muchos otros de la caravana, me acercó a los labios un botecito con café. Aquello me devolvió un poco de energía y la vista empezó a ser más clara…

Cuarenta kilómetros más allá encontramos al resto: habían salido en una diligencia de San Luis, Sonora, junto al Río Colorado.

Eran trece, y nosotros sólo pudimos encontrar once, los otros dos deben haberse perdido entre los arenales, engañados tal vez por un espejismo traidor, y desorientados por el paisaje cambiante de los médanos.

De los demás, unos murieron, otros se volvieron locos y sólo dos, el chofer y un muchacho, enjuto de carnes y de ojos hundidos, estaban relativamente bien.

Ellos nos contaron su tragedia: al salir de San Luis habían llenado sus tanques con suficiente agua, pero los pasajeros no consintieron en que se le revolviera la gasolina reglamentaria.

Esta rara mezcla –más nauseabunda que rara- es algo necesario en el desierto, con el sabor que tiene y lo caliente de los tambores, no es posible tomarla a pasto y se conserva más. Pero ellos no lo creyeron, y hacía nueve horas que se les había agotado.

Cuando encontramos a los retrasados, ya habían desarmado el radiador del autobús para beberse el agua, y en el tanque había desaparecido la gasolina... ¡no quedaba ni aceite!

Hasta entonces comprendí mi error y mi imprudencia, al aceptar el malhadado consejo que me dieron en Guadalajara.

La policía de Mexicali, que me recogió, puede dar testimonio de la situación en que me encontraba, cuando por fin dejé el desierto a mi espalda.

Como un complemento, un detalle sentimental: estábamos en Sonoita, una viejecilla se enteró del destino que llevaba y llamándome a solas me dijo:

 “Tus años tendría mi hijo, cuando se lo tragó el desierto ¿No te reirás de mí si te doy la bendición?”

Y sin saber por qué, fue este el primer momento en que sentí el escalofrío del drama ¡yo que hasta entonces me había divertido con la comedia de tanto formalismo y de tanta leyenda incomprensible!

Hoy el desierto devuelve cadáveres de héroes. Son los restos de otros que buscaron también la gloria por el camino del infierno.

La mayor parte de su actividad como periodista la desarrolló Chapela en el periódico Novedades. En sus páginas, con veracidad y gustado estilo literario, informó sobre los más variados asuntos políticos, económicos, culturales y sociales.

Su infatigable pluma sirvió también para expresar la voz oficial del periódico, en los miles de editoriales que redactó. Su columna Marginales llenó toda una época en el diario en el que trabajó desde 1941 hasta 1968.

En el número 19 de la revista Rumbo, recordaba Armando Ávila Sotomayor:

Sin duda, fue la actividad periodística la que absorbió los excepcionales talentos de Gonzalo, pensador vigoroso y maduro.

El torrente de sus ideas alimentó durante 26 años el sesudo editorial y las columnas que mantuvo permanentemente en el diarismo mexicano, y en las que, desde lo más íntimo de su ser, fluía ufana su inteligencia, aunque siempre quiso presentarlas con letras minúsculas y disertaciones de pequeño acento, bajo los modestos cabezales de “Peccata Minuta” y “Marginales”.

¿Se trataba de una lucha encomiable contra el propio orgullo? ¿Era un esfuerzo por desnudarse de las banalidades del hombre, consciente de su valer y su talento?..

Testigos de buena parte de su vida, aprendimos de él no sólo periodismo, sino enseñanzas vitales...

Por ejemplo, aprendimos de Chapela que la libertad de la conciencia y la independencia del ciudadano son sagradas.

También el rechazo a las medias tintas, que sostenía con firmeza, al asentar que la inteligencia está hecha para la Verdad, y no han de satisfacernos las transigencias con el error.   

Músico y poeta

Una fina descripción de estas facetas de Chapela nos la ofrece Armando Ávila Sotomayor:

El venerable perfume de su Provincia antañosa y musical, dio a Gonzalo, además de su carácter meditativo, un romanticismo vital que se desbordó, con extraordinaria inspiración, en su valiosa obra como compositor musical.

Muchas decenas de melodías de muy delicado acento, surgen en la peña de amigos michoacanos, según la ciencia y el sentimiento provinciano y popular.

Casi todas estas bellísimas canciones esperan ser dadas a conocer. Un ejemplo de esta finísima veta musical de Gonzalo, es su melodía “Yunuén”, dedicada a la pequeña isla del Lago de Pátzcuaro.

También las que se titulan “Noche” y “Romance de Media Noche”, que hacen vibrar con la bohemia emoción, inspirada y melancólica del autor.

Chapela también hizo poesía. Obtuvo galardones en diversos Juegos Florales y escribió el libro de poemas “La Novia de Piedra”, en elogio de la ciudad de Morelia.

El maestro Alejandro Avilés en una ocasión le dijo a Chapela ¡Dedíquese a la música!, a lo que Chapela contestó: ¡Es que tengo muchas cosas que hacer!:

Gonzalo era muchas cosas: era miembro de la Academia Nacional de Jurisprudencia, era periodista, que escribía todos los días una columna en “Novedades”, era político militante y dirigente del PAN, y daba clases...

hay personas que me han dicho que era un buen maestro, un muy buen maestro.

Era también muy buen jurista y hasta historiador. Escribió la historia del Padre Pro, S.J., al que asesinaron cuando la guerra de los Cristeros, en el tiempo de Calles.

En este trabajo fue donde me informé yo a fondo de quien era el Padre... aun cuando sólo se publicó un folleto, porque el libro no llegó a publicarse.

Bueno, él era muy capaz para todo, todo lo que hacía lo hacía bien., Pero si en algo sobresalía, desde mi punto de vista, era en la composición musical. En aquella época le dije yo:

“Si usted se dedica más a la música, eso es lo que le va a dar a usted la mayor permanencia”, y sigo creyendo que ante todo era un gran compositor porque, a pesar de que estaba tan disperso en tantas cosas, las canciones que él compuso eran muy bellas, eran bellísimas.

Sobre la fundación de Acción Nacional

Rememora Esperanza Calderón Vega:

El licenciado era muy amigo de mi hermano Luis Calderón Vega. Se conocían desde la escuela...

Fue también en la escuela en donde a mi hermano le pusieron “Pildo”, porque otro de mis hermanos era estudiante de Medicina y le decían “Pildorón”, entonces Luis era sólo “Pildo”...

En aquellas reuniones y en las que había en la casa de Antonio Tapia no sólo se componían canciones y versos, también se hablaba de cómo estaba la situación en México y de que era necesario hacer algo por mejorarla...

En ese grupo todos eran más que hermanos, ¡se querían tanto!, ¡tenían tanto en común! Era tanto así, que los hijos de todos les decían a los otros “tío”...

Ellos tenían la idea de hacer algo por México, porque estaba la cosa terrible. Gonzalo y mi hermano siempre andaban en esas bolas, había muchos grupos en esa época, no partidos, pues, pero gente, grupos que querían cambiar la situación.

Luis, mi hermano, escribía en una revista de estudiantes sobre la guerra de los cristeros, que acababa de pasar, sobre los problemas del país. Gonzalo escribía en el Distrito Federal.

Los dos siempre dando puntos de vista valientes, motivando a la gente para que pensara, para que hiciera algo.

Entonces fue cuando entre todos fundaron Acción Nacional. Sabían que entrar en una bola de éstas era peligroso, sobre todo en ese tiempo, ¿no?, pero de todos modos le entraron.

Dicen que el mismo don Manuel, que ya había estado en muchas cosas, en el banco, en la Universidad, no se decidía porque se preocupaba por las consecuencias que pudiera tener una acción como ésa, principalmente por su mamá, pero ella le dio confianza y lo animó...

Cuentan que al principio eran un grupito que se reunía en un café, ahí en el Centro, cerca de la oficina de Gómez Morín, para entre todos ir poniendo lo que cada uno podía:

el que sabía escribir, escribía; se trajeron de Morelia a mi hermano Luis, Gonzalo estaba en México; el que tenía dinero, lo daba, entre ellos don Manuel, Antonio Tapia, Manuel Torres Serranía, ¡muchos!; el que sabía hablar, hablaba; don Miguel Estrada, Efraín González Luna; el que sabía componer, componía...

ahí es donde Gonzalo tuvo un papel importante: como eran poquitos y todos se conocían, sabían que él era bueno componiendo, no sólo canciones románticas, sino de todas, ya había escrito algunos himnos que le quedaron muy bien.

Entonces, le pidieron que hiciera el del partido que estaba naciendo. Para él ha de haber sido fácil, porque andaba con el alma a flor de piel, con todo lo que había pasado, con todos los ideales de su juventud en plenitud...

y escribió el Himno, diciendo, cantando, gritando lo que todos ellos pensaban, lo que creían que debería de ser y lo que querían lograr:

“Una Patria para todos y un baluarte del Ideal”


HIMNO DEL PAN

Letra y música: Gonzalo Chapela y Blanco

Levantada convicción
de justicia y de verdad
varonil resolución,
nuestra lucha inspirarán.
Los tiranos temblarán
al oír nuestro pregón:
¡Una Patria generosa
y una vida con honor!

¡LIBERTAD!
¡EXIGID!
¡LA NACIÓN!
¡PROCLAMAD!
¡Que el oprobio cese ya!
¡LIBERTAD!
¡CONQUISTAD!
¡CON ACCIÓN!
¡NACIONAL!

¡Es la hora de luchar!
Nuestro México ha de ser
con justicia y libertad
una Patria para todos
y un baluarte del ideal


Bibliografía


(Reseña del libro de Guadalupe Chapela, “Mosaico, Gonzalo Chapela y Blanco, Autor del Himno del Partido Acción Nacional”. Su vida, su obra y sus circunstancias, Epessa, México, 1998, 146 pp. Reseña publicada en Palabra, revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, año 20, no. 82, Octubre-Diciembre, México, 2007, p. 93 y ss.).


2 comentarios:

  1. Buenas tardes Bernardo. Esto que publicas aqui, es el libro que escribí... ¿Que pasó?

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  2. Buenas tardes Guadalupe: Muchas gracias por la observación. Ya publiqué la referencia correspondiente junto con la fuente (al principio y al final de esta página del Blog). Saludos cordiales

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