miércoles, 27 de noviembre de 2013

Antecedentes de la fundación del PAN

ANTECEDENTES DE LA FUNDACIÓN DEL
PARTIDO ACCIÓN NACIONAL

Para comprender la historia del Partido Acción Nacional, es necesario ubicar las vivencias de sus fundadores, en particular de Don Manuel Gómez Morín (1897-1972).

Este gran hombre nació en Batopilas, Chihuahua, quedando huérfano de padre cuando era niño. Su madre se trasladó con él a la Ciudad de México, siendo un muchacho muy aplicado, comenzando a trabajar a temprana edad.

Llegó a ser Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (1933-1934), consolidando y haciendo realidad la autonomía otorgada a la Universidad en 1929 pero que, en la práctica, no funcionaba.

Fue Director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, a la cual convirtió en Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.

Le preocupó la desaparición de las instituciones del porfirismo y llegó a fundar muchas instituciones importantes, como el Banco de México, el Banco Nacional de Crédito Agrícola, proyectos de reforma hacendaria y fiscal, de los primeros esbozos de la Ley del Seguro Social, del Fondo de Cultura Económica con Daniel Cosío Villegas, la editorial JUS, etc.

Es, a juicio del historiador Enrique Krauze, el primer economista moderno mexicano.

En efecto, es realmente sorprendente que Gómez Morín haya cristalizado los ideales económicos y sociales de la Revolución Mexicana en su obra. 


Y con toda modestia (característica muy propia de él, según testimonio de todos los que lo conocieron) y al mismo tiempo con aplomo, afirma él mismo en las valiosas entrevistas que le hicieron los historiadores y esposos Wilkie:

Yo puedo hablar con cierta autoridad de la Revolución, porque aunque nunca tuve un rifle en la mano, ni la hice en los campos de batalla, creo que contribuí en algunos de los aspectos principales de la Revolución.

Por ejemplo, en la instauración de un nuevo orden económico en México


Me tocó desde muy joven trabajar en esas cosas, y es un orgullo para mí haber participado en la primera reforma fiscal, en la introducción de sistemas nuevos como el impuesto sobre la renta, en la formación de un régimen de presupuestos y de ley de ingresos moderno y eficaz; en la creación del banco central, en la organización del primer banco de crédito agrícola.

Todos esos son pasos importantísimos en la marcha de México para su crecimiento, de los que la Revolución se enorgullece con razón. [1]

Además, dice Gómez Morín, de 1915 a 1919 trabajé, desde corregir pruebas hasta escribir editoriales, en diarios revolucionarios de México.[2]

A diferencia del llamado Partido “Revolucionario” Institucional, (esa cosa de monopolio revolucionario, como si la revolución perteneciera a un grupo nada más),[3] 


Gómez Morín sí define con toda claridad y trata realmente de llevar a la práctica el programa de la Revolución, que sigue básicamente fundado en las mismas ideas iniciales: 

una vida mejor para todos, un mejor aprovechamiento de los recursos humanos y naturales del país, un arreglo justiciero de la distribución de la riqueza y sus productos, una mejor y más difundida educación y, en la base de todo ello, una organización política fundada en el juego real y respetado de las instituciones democráticas

Yo sí creo que se ha seguido y que se seguirá todavía, por fortuna, el esfuerzo de revolución social. Estamos lejos de haber llegado a las metas…[4]

Acerca de la Constitución de 1917, dice: poco a poco fuimos pudiendo apreciar mejor lo que vale y creo que será permanente en la vida de México, como el artículo 123, como una parte del artículo 27, lo que debe ser obviamente modificado como el 130. 


Entonces no se había hecho el remiendo monstruoso del artículo 3º que se reformó después, en 1934.[5]

Es importante recordar que Gómez Morín, entonces estudiante de la Facultad de Jurisprudencia, asistió a las últimas sesiones del Congreso Constituyente de Querétaro,


gracias a Don Fernando Lizardi y a Don José Natividad Macías, quien fuera Rector de la Universidad Nacional de México, Constituyente del '17 y uno de los redactores del Artículo 123, inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia.

Los historiadores refieren que había un movimiento católico social antes de la Revolución de 1910, en el que participaron Miguel Palomar y Vizcarra y muchos otros que, como él, intervinieron en los tres Congresos Católicos. Al respecto, da testimonio Gómez Morín:

Las “Dietas” que se celebraron en Michoacán fueron de muy grande importancia; muchos de los temas incluidos en el Artículo 123, o el 27, realmente tienen como antecedente local las Dietas que se celebraron en años anteriores a la Revolución.[6]

Este movimiento social católico se desarrolló en un ambiente social y político muy desfavorable para la promoción de la justicia social, ya que estaba vigente la Constitución liberal de 1857.

Los derechos sociales contenidos en el innovador Artículo 123 de la Constitución de 1917, fueron reconocidos como reacción a los graves daños ocasionados al pueblo de México por el liberalismo, cuya máxima expresión legal ha sido la Constitución de 1857.


Léase: "MANUEL GÓMEZ MORÍN: 
Precursor de la Economía Social de Mercado en México":
http://www.bernardolopezrios.blogspot.mx/2013/07/manuel-gomez-morin-precursor-de-la.html



[1] Wilkie, James W. y Monzón de Wilkie, Edna. México visto en el Siglo XX: entrevistas con Manuel Gómez Morín, editorial JUS, México 1989. p. 112
[2] Ibid., p. 16
[3] Ibid., p. 15
[4] Ibid., pp. 13-14
[5] Ibid., p. 123
[6] Ibid., p. 22

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