sábado, 30 de noviembre de 2013

Un Partido con Alma (Carlos Castillo Peraza)

Un Partido con Alma *

Por Carlos Castillo Peraza    

En primer lugar, quiero agradecerles a todos ustedes todo lo que ha pasado hoy.

En segundo lugar, quiero decirles que había muy queridos amigos míos dispuestos a tomar ahora la palabra, pero prefiero asumir mi responsabilidad en la victoria o en la derrota, porque yo soy el que estoy encabezando.

No le quiero dejar a nadie herencias de ninguna especie en estas materias. No se las he dejado a nadie nunca y no lo voy a hacer hoy.    

No creo, señoras y señores consejeros, que en este momento esté en juego la unidad del Partido.

Ninguno de nosotros tres, ni Rodolfo, ni Alfredo, ni yo, hemos imaginado que de este Consejo saliéramos con una crisis institucional.

La decisión previa tomada por mí era más radical que otras porque sé le cuestan al Partido las crisis institucionales.

Y si en mi primera intervención yo dije, y dije muy claro, que nunca he fundado una capilla enfrente, menos lo haría ahora que tenemos una basílica, no una capilla.

Y esta basílica, que no es una capilla, no se va a disociar en capillas.     Esta basílica sí se sostiene por el sentido institucional, pero

¿en dónde está la raíz del sentido de la institucionalidad?,    

¿lo está acaso en esta manera de pensar según la cual ya estamos fatalmente condenados a lo que ya hicimos?    

Sería un fatalismo ajeno al concepto de libertad que tenemos en Acción Nacional y que hemos defendido a capa y espada en México y dentro del Partido.

A diferencia de Juan Miguel, creo firmemente que nunca ha sido anti-institucional un voto de reflexión.

Yo no les vengo a pedir que voten “institucionales”; ese apellido no lo tiene Acción Nacional, lo tiene otro Partido.      

Estimo que precisamente porque no tenemos ese apellido, ni lo queremos, en este Partido todos los votos deben ser de reflexión, ninguno no debe ser de reflexión.

Todos los votos deben ser de razón. Así se crean en la historia las instituciones: a punta de razonar lo que se hace y no de cegarse por la institución.

Porque institución sin razón, institución sin visión, institución sin mirada y que ni siquiera tome en cuenta el sentido de lo que dice el reglamento y los estatutos para casos como éste, sería una pobre institución.    

Dicho esto, permítanme describirles el Partido que con muchos jóvenes a lo largo de mucho tiempo he soñado, en un México de 40 millones de pobres.    

En un México de ecuaciones macroeconómicas casi perfectas, que dan como resultado 40 millones de mexicanos pobres, sueño con un Partido que asuma esa causa.

Ésa, la de los agraviados económicamente; la de aquellos que ni siquiera pueden pensar en votar; porque antes tienen que pensar en comer.

A esos quisiera yo que sirviera Acción Nacional, porque además son la mayoría, y son los que dan los triunfos.

Los triunfos que posiblemente pueda dar una maquinaria, tal vez no sean los triunfos de los pobres, sino de los maquinistas.    

En un México agraviado políticamente, sistemáticamente agraviado políticamente, en donde los agraviados hemos sido nosotros, no pienso en un Partido que pase una factura.

Sería elegir la venganza en el criterio de acción de un Partido que es noble y que tiene la generosidad en su propio lema.

Pienso en un Partido que para resolver el agravio político pueda decir claramente lo que es a esos 40 millones de mexicanos, para que no los engañen con solidaridades ficticias de programa, sino para que vivan la generosidad como virtud que es la bandera de Acción Nacional.

En ese Partido sueño.     

Sueño en un Partido claro y bien organizado por claro: porque la claridad viene de la reflexión.

La reflexión que muchas veces hemos dejado de hacer por sentido “institucional” o porque nos comen las campañas electorales y nos neurotizan las escaramuzas políticas.    

Un Partido que se siente a pensarse a sí mismo frente a retos nuevos, pues cuando aún no hemos resuelto los problemas de ayer ni los de hoy, ya están aquí los de mañana.    

¿Qué vamos a decir de la nación, que sí tenemos como apellido, en un mundo que se integra en bloques?    

¿Qué vamos a pensar de la variedad de culturas cuando necesitamos tener la suficiente capacidad de universalidad para que haya ley, para que haya derecho, si no nos desperdigamos y nos “yugoslavizamos”?

Sueño con un Partido al que no lleven al baile con el chantaje político de los recientes conversos a la democracia, o con el apapacho de quienes apenas empezaron a hablar de política y mueren por el apapacho de un  recién converso a la democracia.

Somos o no somos.

Sueno con ese Partido.

En un Partido que no se sienta en una mesa a ver qué hace, sino que va a la mesa porque antes supo qué tenía que hacer.

Y sueño con el Partido, como les dije por la mañana, con ustedes.    

No desconozco, nadie puede desconocer hoy, lo que vale, lo que pesa y lo que cuenta una organización.

Pero una organización sin alma se muere de sí misma, se carcome a sí misma: es una serpiente que se muerde la cola.

Y hoy vengo aquí a defender una opción.    

Y sépanlo claro para que, si el voto de ustedes es por mí en la que será la última votación –porque asó lo he decidido: si voy abajo me retiro-, piensen en esta opción.      

Piénsenla bien, señores consejeros, porque yo la tengo bien pensada y por eso hice esta campaña:

el Partido que tiene maquinaria pero no tiene alma;

el Partido que descuida el alma por crear la maquinaria;

el Partido que se juega la institucionalidad, 

o el Partido que le va a decir a México como le dijo Gómez Morín, con cincuenta años de anticipación, cómo iba a ser su futuro.    

Si no le damos futuro al Partido y si no le damos futuro al pueblo, de nada nos sirven 50 mil comités municipales.

Eso les invito a pensar. Ésta es mi opción. La defenderé si gano y la defenderé si pierdo.

Pero yo creo que es la opción que debe hacer Acción Nacional. 

No me voy con la ilusión de que la organización lo resuelva todo.    

He visto organizaciones gigantescas, como el Partido Comunista de la Unión Soviética, desmoronarse en unos minutos porque ya no tenían alma.    

Porque el ideal del refrigerador fue más fuerte que la organización y yo no quiero eso ni para Acción Nacional ni para México.

Decidan.

* Discurso final ante el Consejo Nacional del PAN, pronunciado el 6 de marzo de 1993 y publicado en Palabra, revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, fundada por Carlos Castillo Peraza, Núm. 24, abril-junio, México, 1993, pp. 14-16 y transcrito de Carlos Castillo Peraza, El Porvenir Posible, Fondo de Cultura Económica, México, 2006, pp. 496-499. Después de este magnífico discurso los consejeros votaron y resultó electo como Presidente de Acción Nacional el gran ideólogo y militante Carlos Castillo Peraza

Gómez Morín y la Economía Social de Mercado

Manuel Gómez Morín
(1897-1972)



Precursor de la
Economía Social de Mercado en México

Por Bernardo López Ríos *

* Católico, Apostólico y Romano, fiel a las enseñanzas de Su Santidad el Papa Francisco, de Su Santidad Benedicto XVI, Papa Emérito, del Concilio Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia Católica


“Pocos hombres en la historia de México - dice Enrique Krauze - han tenido la claridad de ideas y de horizonte que tuvo Gómez Morín.

“Por claridad, quiero decir una noción muy precisa de lo que es posible y de lo que es utópico; de los instrumentos para lograr lo posible; del desdén por el romanticismo fácil, por la filantropía sentimental y, más bien, estar buscando en todo momento una obra sólida, consistente, que trascienda, que sobreviva”.[1]

Es también Gómez Morín, a juicio del historiador, el primer economista moderno mexicano.

En efecto, es realmente sorprendente que Gómez Morín haya cristalizado los ideales económicos y sociales de la Revolución Mexicana en su obra.

Y con toda modestia y al mismo tiempo con aplomo, afirma él mismo en la valiosa entrevista que le hicieron los historiadores y esposos Wilkie:

Yo puedo hablar con cierta autoridad de la Revolución, porque, aunque nunca tuve un rifle en la mano, ni la hice en los campos de batalla, creo que contribuí en algunos de los aspectos principales de la Revolución.

Por ejemplo, en la instauración de un nuevo orden económico en México. Me tocó desde muy joven trabajar en esas cosas, y es un orgullo para mí haber participado en la primera reforma fiscal, en la introducción de sistemas nuevos como el impuesto sobre la renta, en la formación de un régimen de presupuestos y de ley de ingresos moderno y eficaz;

en la creación  del Banco Central y en la organización del primer banco de crédito agrícola. Todos esos son pasos importantísimos en la marcha de México para su crecimiento, de los que la Revolución se enorgullece con razón.[2]

Además, dice Gómez Morín, de 1915 a 1919 trabajé, desde corregir pruebas hasta escribir editoriales, en diarios revolucionarios de México.[3]

A diferencia del llamado Partido “Revolucionario” Institucional (esa cosa de monopolio revolucionario, como si la Revolución perteneciera a un grupo nada más),[4]

Gómez Morín sí define con toda claridad y trata realmente de llevar a la práctica el programa de la Revolución, que sigue básicamente fundado en las mismas ideas iniciales:

una vida mejor para todos, un mejor aprovechamiento de los recursos humanos y naturales del país, un arreglo justiciero de la distribución de la riqueza y sus productos, una mejor y más difundida educación y, en la base de todo ello, una organización política fundada en el juego real y respetado de las instituciones democráticas…

Yo sí creo que se ha seguido y que se seguirá todavía, por fortuna, el esfuerzo de revolución social. Estamos lejos de haber llegado a las metas.[5]

Sobre la Constitución de 1917 señala Gómez Morín que poco a poco fuimos pudiendo apreciar mejor lo que vale y creo que será permanente en la vida de México, como el Artículo 123, como una parte del Artículo 27, y lo que debe ser obviamente modificado, como el 130.

Entonces no se había  hecho el remiendo monstruoso del Artículo 3º que se reformó después, en 1934.[6]

Es importante recordar que Gómez Morín, entonces estudiante de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, asistió a las últimas sesiones del Congreso Constituyente de Querétaro,

gracias a Don Fernando Lizardi y a Don José Natividad Macías, quien fuera Rector de la Universidad Nacional de México, Constituyente del ’17 y uno de los redactores del Artículo 123, artículo inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia.

En cuanto a la función del Estado, señala Gómez Morín:

El gobierno es el rector, es el director, es el orientador, es el juez. En el mundo moderno, claro, el gobierno tiene, además, una capacidad económica inmensa que debe ser puesta al servicio de esta causa.

¿Hasta dónde llega la posible actividad del gobierno, y hasta dónde debe ser esa actividad de los particulares? 

No se puede definir en cifras sino en conceptos:

todo aquello que los particulares no puedan hacer y sea indispensable, lo debe hacer el gobierno indudablemente.[7]

nosotros creemos en el Principio de Subsidiaridad… lo que el Estado puede hacer, no lo tiene que hacer la Federación.

Por eso somos anticentralistas… Creemos en la subsidiaridad y en la descentralización.[8]

el Estado en un papel de rector, de director, de impulsor en materia de educación, como en todo lo demás.[9]

El Estado (es) el árbitro en las relaciones económicas como en todas las demás que forman la vida social.[10]

En el capítulo que escribió sobre Estado y Economía, Gómez Morín, con su acostumbrada claridad, rechaza tanto al colectivismo marxista como al liberalismo económico, por ineficaces.

Afirma contundente:

De paso conviene señalar que toda una sección, por lo menos, de las llamadas tesis de “economía dirigida”, la sección marxista, está menos alejada de los conceptos anti-intervencionistas fundamentales, liberales, “científicos” - como se hubiera dicho en México hace treinta años -, de lo que generalmente se cree.

Ambas posiciones arrancan de un concepto igualmente fatalista. Una, por la creencia en el cumplimiento de leyes sociales naturales tan ineludibles como las astronómicas;

otra, por la creencia en la fatalidad del desarrollo dialéctico; las dos se alcanzan en su paralela ineficacia para dar a los hombres la posibilidad de una convivencia adecuada a la dignidad de la persona humana.[11]

Sobre la política de empleo, dice Gómez Morín: Nuestra tesis es muy clara en ese sentido: hay que asegurar la firmeza de una economía que permita realizar el ideal de ocupación plena, y no tratar de dar limosna a los que estén desocupados a causa de una política inepta del gobierno…

Por otra parte, crear una economía sana y robusta es verdadera tarea de estadistas.[12]

Gómez Morín, en la línea del Artículo 123, se pronuncia por la justicia en el salario, por la intervención del Estado conforme con el Principio de Subsidiaridad, y por la creación de un seguro social universal, con base en el Principio de Solidaridad:

… la visión iluminada del más noble atributo temporal de la persona humana:

el trabajo… salario familiar justo…

queda al Estado que quiera justificarse, el ancho campo de la gestión: aumento de oportunidades de trabajo, de facilidades de vida, de ocasiones de aprendizaje, de elevación o de recreo; creación sobre todo, del remedio para el mayor mal, la inseguridad, que aflige al que tiene como patrimonio fundamental su trabajo.[13]

Creación de un seguro social universal, comprensivo de todos los riesgos…

Un seguro social rigurosamente técnico, manejado por un organismo de autonomía inquebrantable…

Seguridad social, amplio y fino sistema indispensable para evitar el abandono y la miseria.

Amplio para cubrir todos los riesgos que agoten o mermen la capacidad de obtener ingresos del responsable de sí mismo y de los suyos, o que cubra el incremento que esa responsabilidad tenga…

no clasista, ni limitado, sino extendido a todos y por todos entendido, sostenido, vigilado, utilizado…

lo que sólo puede ser obra de claro sentido de solidaridad.[14]

Habiendo concebido al Banco de México como un auténtico Banco Central, autónomo del gobierno, recuerda Gómez Morín:

Redacté la nueva ley monetaria y las reformas a la ley del Banco de México, para que quedara ya estrictamente como un banco central y no como un banco parcialmente comercial, y se dedicara a cubrir las funciones de banco central: la regulación de la moneda, la regulación del crédito…

Fue en 1936, a raíz de la tormenta agraria desatada por Cárdenas, sin programa, sin sistema, y de la intervención del Banco de México para financiar directamente todas las aventuras del gobierno, cuando vino otra grave crisis: la segunda grave crisis que yo he visto en México después de 1925.[15]

En la valiente y directa crítica a la política del general Lázaro Cárdenas, Presidente de la República en funciones en ese momento, Gómez Morín le dice de frente:

Estamos pendientes de una decisión del Secretario del Tesoro Americano…

¿Es debido que México dependa así, de una voluntad extraña que obrará siempre por sus propios motivos y no por los nuestros?…

Pudiendo hacerlo sobradamente, México no produce siquiera lo necesario para cubrir sus más urgentes necesidades…

teniendo la posibilidad de crear y desarrollar una economía próspera y autónoma, se ha sacrificado todo al cumplimiento de planes sectarios o simplemente deshilvanados y sin substancia.[16]

Como se ha mostrado, Gómez Morín, profesor libre de economía y uno de los promotores de la fundación de la Escuela de Economía, es precursor de un modelo de Economía Social de Mercado aplicado a México, con base en las auténticas aspiraciones sociales y hasta ecológicas, diríamos hoy, de la Revolución Mexicana.

Se ha definido a la Economía Social de Mercado como “un orden social, económico y político integrado, inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia y centrado en el hombre, en el que, a diferencia del neoliberalismo, la política económica y la política social son simultáneas”.[17]




La Economía Social de Mercado ha sido aplicada con éxito en varios países de la Europa Continental,[18] y se contrapone a las economías socialistas de planeación y a las formas de economía de tendencia liberal.

Así, antes de que Ludwig Erhard (1897-1977) - nacido en el mismo año que Gómez Morín - llegara a ser  Ministro de Economía en el régimen de la posguerra del gran Canciller Konrad Adenauer (1876-1967), artífice de la recuperación económica de Alemania Occidental,

Gómez Morín ya había escrito sobre la construcción de una economía mexicana al servicio del hombre, con fundamento en los Principios Éticos de la Doctrina Social de la Iglesia, los cuales constituyen también la base de la Economía Social de Mercado, buscando la justicia social y el bienestar para todos:

La justicia social es flor de convivencia humana ordenada y libre, segura y suficiente, fraternalmente solidaria; es “la tranquila convivencia en el orden”, de la definición inmejorable.[19]

una acción económica de fondo, capaz de dar a la economía mexicana ímpetu para el crecimiento y al mismo tiempo evitar la inflación y todas sus consecuencias.[20]

Y anticipándose a la globalización, Gómez Morín apuntaba: … cada día son más interdependientes los pueblos…

El mundo es demasiado pequeño ya; no podemos dejar de tener esa vinculación de interdependencia… ni psicológica, ni biológica, ni económicamente podemos vivir independientemente.

Ya se acabaron las islas. Eso no tiene remedio.[21]

Considerando los aspectos jurídicos, Rafael Preciado Hernández recuerda que Gómez Morín nos exhortaba “a tener fe en los valores más altos del espíritu como la nobleza, la bondad, la justicia, el derecho.

¡Cómo se entusiasmaba Don Manuel hablando de la dignidad del Derecho, de la imponente majestad del Derecho auténtico, del Derecho justo!” [22]

En este sentido, Walter Eucken (1891-1950), - uno de los principales pensadores de la Economía Social de Mercado, junto con Alfred Müller-Armack (1901-1978)- pide un Estado fuerte, que imponga un orden constitucional que garantice el orden de la competencia.

Por tanto, al igual que en el pensamiento económico de Gómez Morín, la Economía Social de Mercado exige:

un Estado de Derecho, un orden político democrático, un orden económico libre con estabilidad monetaria y, hoy en día, con promoción de la ecología.

Con el paso de los años, el Partido Acción Nacional propondría la cogestión (participación en la empresa), característica clave de la Economía Social de Mercado.

Por cierto que la editorial JUS, fundada por Gómez Morín, es un ejemplo práctico de los principios de cogestión y copropiedad que revelan un profundo sentido del trabajo.[23]

Paradójicamente, hasta los Presidentes de México reconocieron, de hecho, al gran economista que fue Gómez Morín, quien relata:

Después, en varias ocasiones, el Presidente en turno me ha llamado algunas veces;

unas veces en lo personal, otras veces como miembro del PAN, para pedir opinión, por ejemplo, sobre las desvalorizaciones monetarias, cuando ya se han efectuado, o sobre otros problemas de orden económico, social o político.

Yo he mandado los memoranda que me han pedido y los he discutido con quien me han dicho que los discuta, y se acabó.[24]

Recordemos también que durante su estancia en Nueva York, unos tres meses, en 1920, el joven agente financiero mexicano aprovechó su estancia para tomar unos cursos de economía en la Universidad de Columbia.[25]

Fue condecorado en Ecuador con la Orden del Mérito por sus trabajos como ponente de la Comisión Revisora del Banco Central del Ecuador y de la Leyes de Crédito y Moneda.

La Nación publicó, entre otros temas económicos abordados por Gómez Morín, una respuesta a las declaraciones, nada menos que del entonces Secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, en 1965.

Finalmente, en Acción Nacional, con Gómez Morín:

Nosotros creemos que toda acción que se hace por la comunidad está amparada por una corriente teologal.

No se puede trabajar por la comunidad sin fe; no se puede trabajar sin caridad; caridad es fundamentalmente donación y acto de entrega a la comunidad.

Las amparamos con los nombres tradicionales de las virtudes en México, porque son los nombres que todos entendemos.

Hablamos de salvación en todos los sentidos: en el sentido económico, en el sentido social, en el sentido político, en el sentido espiritual también.

No creemos que un país se pueda salvar nada más en lo económico, o nada más en lo político. Si no hay una salvación integral, es muy difícil pensar en otra salvación.

Yo no concibo un México de abundancia y de riqueza, si no se admite la vigencia de un núcleo de valores básicos en los cuales se apoye la vida colectiva.

Ese núcleo es el reconocimiento de que el hombre es cuerpo y alma, es portador de valores eternos; tiene una dignidad eminente.

El hombre tiene necesidades qué satisfacer; pero también tiene anhelo qué cumplir, y destino qué realizar.

Yo no puedo concebir al hombre sin esa mezcla inextricable de necesidad, anhelo y destino.[26]


Léase en este mismo blog:

“La Economía Social de Mercado enjuicia al neoliberal Ernesto Zedillo”:


"Responsabilidad Social, Socialización y Economía Social de Mercado":


NOTAS



[1] Los valores de Manuel Gómez Morín, en el centro de lo que los mexicanos queremos ahora para salir del pantano: Enrique Krauze, en Revista Proceso, No. 1060, 23/febrero, México 1997, p. 28
[2] Wilkie, James y Monzón de Wilkie, Edna. México visto en el Siglo XX: Entrevistas con Manuel Gómez Morín, editorial JUS, México 1989, p. 112
[3] Ibid., p. 16
[4] Ibid., p. 15
[5] Ibid., pp. 13-14
[6] Ibid., p. 20
[7] Ibid., p. 81
[8] Ibid., p. 123
[9] Ibid., p. 117
[10] Gómez Morín, Manuel. Conferencia pronunciada en la reunión de grupos en el local de “Acción Nacional”, 30/junio/1939, en La Nación y el Régimen, Biblioteca de “Acción Nacional”, México (s.f.), p. 76
[11] Ibid., p. 72
[12] Wilkie, op. cit., p. 110
[13] Gómez Morín, Manuel. Diez Años de México, EPESSA, México 1996, p. 97
[14] Ibid., pp. 97, 98, 131, 251
[15] Wilkie, op. cit., pp. 36 y 39
[16] Gómez Morín. Diez Años de México, op. cit., pp. 31-32
[17] La Economía Social de Mercado y América Latina, en Palabra, Revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, Año 5, No. 20, abril-junio, México 1992, p. 93
[18] Cf. Albert, Michel. Capitalismo contra capitalismo, editorial Paidós, México 1992
[19] Gómez Morín. Diez Años de México, op. cit., p. 154
[20] Wilkie, op. cit., p. 79
[21] Ibid., p. 104
[22] Enseñó al pueblo mexicano a hacer valer sus propias convicciones, Oración fúnebre pronunciada por el maestro Rafael Preciado Hernández en el sepelio de Manuel Gómez Morín, en La Nación, Órgano Oficial del Partido Acción Nacional, Año XXXI, No. 1350, 30/abril, México 1972, p. 15
[23] Cf. Sánchez Navarro, Juan. La Ética del Empresariado Mexicano y la Doctrina Social de la Iglesia, en Blancarte, Roberto J. (compilador). El pensamiento social de los católicos mexicanos, Fondo de Cultura Económica, México 1996, p. 218
[24] Wilkie, op. cit., p. 26
[25] Cf. Castillo Peraza, Carlos (compilador). Vida y Obra de Manuel Gómez Morín (Estudio Introductorio), en Manuel Gómez Morín: Constructor de Instituciones, Fondo de Cultura Económica, México 1994
[26] Ibid., p. 122

El Autor del Himno del Partido Acción Nacional

Gonzalo Chapela y Blanco 
(1910-1971)


Autor del Himno del Partido Acción Nacional

(Reseña del libro de Guadalupe Chapela, “Mosaico, Gonzalo Chapela y Blanco, Autor del Himno del Partido Acción Nacional”. Su vida, su obra y sus circunstancias, Epessa, México, 1998, 146 pp. Reseña publicada en Palabra, revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, año 20, no. 82, Octubre-Diciembre, México, 2007, p. 93 y ss.)

Por Bernardo López Ríos *

* Católico, Apostólico y Romano, fiel a las enseñanzas de Su Santidad el Papa Francisco, de Su Santidad Benedicto XVI, Papa Emérito, del Concilio Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia Católica

El niño Gonzalo


Nació en Tingambato, Michoacán el 12 de septiembre de 1910 y pasó su primera infancia en el pueblo de Huiramba, en donde su mamá tenía una pequeña mercería que surtía personalmente en Morelia y su papá era comerciante en pequeño y director de la orquesta del pueblo.

Sus padres lo enviaron a Morelia a estudiar la primaria en casa de un mentor en donde se hospedaban varios alumnos de diferentes grados enseñados por el mismo maestro.

Después pasó a estudiar la secundaria en la mejor escuela que se podía encontrar en aquella época en Michoacán: el Seminario.

Ingresar al Seminario no necesariamente implicaba tener vocación de sacerdote, sino que era un buen lugar para estudiar el nivel medio de enseñanza.

En este centro escolar se distinguió como un estudiante sobresaliente, dando muestras de una clara inteligencia.

En 1922 entró al Colegio Seminario, y obtuvo tres libros como premio. Desde este primer año  presentó oposición pública en Castellano y en Latín.

Al año siguiente presentó examen público y obtuvo el primer lugar en el primer curso de latín, siendo su padrino el Señor Vicerrector del Colegio, el Presbítero Don Juan Buitrón.

En 1925 resultó ganador en varios concursos, sobre todo en idiomas, haciendo una magnífica traducción del libro VI de La Eneida de Virgilio.

En 1927 pasó al clerical, pero viendo que su carrera debía ser de seglar se cambió a la Escuela Libre de Michoacán a estudiar Derecho y en esta nueva escuela siguió triunfando.

Amigos de la infancia


Aunque sus primeros años los pasó rodeado de cariño y disfrutando de la vida del campo, desde muy chico vivió en carne propia la injusticia: en el pueblo en pasó su primera infancia había pugnas entre los habitantes, por lo cual le tocó sufrir pedradas y que le echaran los perros a pasar por el barrio contrario.

El recuerdo de estas injusticias sería motor para sus acciones como abogado, periodista y fundador del Partido Acción Nacional.

El contacto con la naturaleza propició que sus mejores amigos de la primera infancia fueran animales.

Tenía un caballo y un perro y cuando se sentía cansado, se bajaba del caballo y se acostaba a dormir a la sombra del equino, vigilado por el perro, mientras el caballo se movía siguiendo al sol para que no se le acabara la sombra a Gonzalito.

Otras amigas que cultivó fueron las viboritas de agua del Lago de Pátzcuaro, a las que iba a visitar por el lado de Chupícuaro, para silbarles melodías casi siempre compuestas por él.

El joven Gonzalo


Gonzalo intentó estudiar en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en épocas turbulentas. Ya desde entonces tenía un valor poco común para manifestar y defender sus ideas.

Dueño de una convicción religiosa y moral que iba contra la corriente, fue repelido por la Universidad Michoacana entre bofetadas y gritos de polémica. Entonces pasó a figurar entre los más distinguidos alumnos fundadores de la efímera Escuela Libre de Derecho de Morelia.

También figuró en el cuadro de los dirigentes de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), institución de la que surgirían importantes cuadros en la fundación de Acción Nacional (Cf. Carlos Castillo Peraza,  La primera oficialidad, revista Palabra No. 10).

Durante la persecución religiosa


Doña Rafaelita, la madre e Gonzalo, realizaba frecuentes viajes a Morelia para surtir su tiendita

(En épocas difíciles, como lo fue el régimen del general Calles contra la Iglesia católica, hay que tener ingenio y valor para salir adelante y al mismo tiempo contribuir con la causa en la que se cree).

Esta rutina fue una oportunidad para la señora Chapela, ya que se las ingeniaba para hacer contacto con algún miembro de la clandestinidad cristera, que le proporcionaba mensajes, municiones, instrucciones, para que ella se encargara de llevarlos a los cristeros que se encontraban en la Sierra de Michoacán, cerca de Huiramba.

Tal vez la parte más difícil del proceso era la de hacer contacto con los armados, pues había que salir al campo, en donde no era normal que ella se encontrara.

A Rafaelita se le ocurrió organizar frecuentes “días de campo” a los que la acompañaban mujeres, ancianos y niños del pueblo y, por supuesto, siempre que podía Gonzalo.

A esos paseos se llevaban grandes canastas con comida, cántaros con agua fresca, cobijas para abrigarse al caer la tarde o por si llovía, y las indispensables guitarras para pasar un rato agradable cantando y charlando.

Ahí, en medio de la serena belleza del campo michoacano, rodeados de pinos y de jaras, y acompañados por el canto de los pájaros, se organizaban juegos en que participaban los jóvenes como

“las escondidas”, “la roña”, “casitas de alquiler” y otros muchos llenos de alegría e ingenuidad, que daban la oportunidad de separarse un momento del grupo, para cruzar unas rápidas palabras con el ser amado... o para dejar algún “bultito” entre los arbustos.

Sin embargo, no siempre era posible realizar estos paseos y entonces, en ocasiones en compañía de su hijo adolescente y siempre de las oraciones de los vecinos,

Rafaelita emprendía el camino llevando entre sus enaguas el esperado mensaje o el escaso parque que podía llevar, peleando a su manera y con gran audacia, la Guerra Cristera.

Estas vivencias marcarían hondamente el alma auténtica de Gonzalo.

Un templo


Los padres de Gonzalo, don Honorato Chapela y Blanco y doña Rafaela Montañez, fueron personas comprometidas con el bienestar de la gente y en especial de Huiramba, el pueblito de Michoacán en donde vivió la familia Chapela Montañez.

Durante la niñez y juventud de Gonzalo, se acostumbraban las “faenas” en las que la gente del pueblo prestaba su cooperación con trabajo voluntario en la realización de alguna obra, ya fuera para el bienestar de la comunidad o de algún vecino que la necesitara.

Los señores Chapela Montañés y un grupo de habitantes del lugar, decidieron construir un templo para el pueblo.

Sin tener dinero ni a quien pedírselo, tuvieron que recurrir a su imaginación y entusiasmo. Para conseguir los recursos materiales, organizaban obras de teatro, algunas de ellas compuestas por don Honorato, otras de autores conocidos, como es el caso de algunas zarzuelas.

La parte musical y la dirección estaba a cargo de Honorato Chapela, y en el reparto siempre aparecía Rafaelita, quien actuaba, organizaba, ayudaba a la preparación del vestuario, etc.

La mano de obra era proporcionada por los vecinos de Huiramba, mismos que fueron construyendo el templo.

En el desarrollo de estos trabajos, los papás de Gonzalo siempre dieron el ejemplo, ya que a pesar de que a ella le habían diagnosticado cáncer en el estómago, ambos participaban con entusiasmo en la obra.

En poco tiempo se construyó el templo y a la muerte de doña Rafaelita se le concedió a sus restos mortales un lugar de honor en un nicho muy cercano al Altar.

El abogado


En la época en que Gonzalo entró a estudiar Derecho el país se encontraba en plena Guerra Cristera y la persecución religiosa había llegado a lo más intenso, por lo que asistir a la escuela era toda una aventura.

El 12 de mayo de 1921 se organizó una peregrinación que, saliendo de la Catedral, recorrería la Calzada de Guadalupe.

Siendo gobernador de Michoacán el general Francisco J. Mújica, se dio la orden de esperar a los peregrinos al final de la Calzada, parapetándose sobre los arcos del acueducto. Al llegar la marcha, se iniciaron los disparos sobre la multitud, que suponían estaría desarmada.

Pero los tiempos se habían empezado a hacer difíciles y entre los peregrinos había gente armada que  en legítima defensa contestó la agresión, resultando muertos y heridos por ambos bandos.

Como la ELM era católica y se encontraba cerca de ahí, se culpó falsamente a los estudiantes del hecho y por ese motivo, cada año, para el aniversario de la balacera y para el día de la Independencia, alumnos de la Universidad de San Nicolás y los que querían agregarse a la manifestación, llegaban frente a la ELM a apedrearla, gritar insultos y burlarse de los estudiantes.

En 1927, después de un breve intento por estudiar en la Universidad oficial, las circunstancias impulsaron a Chapela a realizar sus estudios en la ELM, la cual, debido a su orientación cristiana, no era bien vista por el gobierno estatal, por lo cual sus estudios no contaban con el reconocimiento oficial y los estudiantes eran hostigados de diversas formas.

Por ello la ELM tuvo una corta vida, viéndose obligada a cerrar en 1935.

Tal vez estas dificultades que encontraron los estudiantes de la ELM fueron las que hicieron que los muchachos que ahí estudiaron fueran figuras sobresalientes en la vida del país, muchos de los cuales, entre ellos el fundador de la escuela, don Manuel Herrera y Lasso, serían más tarde fundadores del Partido Acción Nacional.

Aunque Chapela todavía no se titulaba, daba clases en la ELM y lo tomaban mucho en cuenta, porque en todas las propagandas destacaban su apellido: “Blanco” (por Chapela y Blanco).

Al concluir sus estudios, Chapela presentó con gran éxito su examen profesional en la ELM y, puesto que en Michoacán no se reconocían los estudios de la ELM, Chapela fue a presentar otro examen profesional y a titularse (al igual que Miguel Estrada Iturbide, Francisco Chávez González y Salvador Abascal) a la Universidad de Guanajuato, en donde todos se recibieron por aprobación unánime y con elogios por su extraordinaria preparación, ya que no podía otorgárseles la mención honorífica por no haber realizado sus estudios en esta Universidad.

Después de recibirse, Chapela abrió un despacho en compañía de su condiscípulo Salvador Abascal, desde donde inició su camino como defensor de los necesitados.

Poco tiempo después, los licenciados se separaron para fundar cada uno su propio despacho.

Debido a que la cantidad de casos que llevaba no le rendían lo suficiente para llevar una vida decorosa, y dado que en 1936 recibió una oferta de trabajo en la Ciudad de México, Chapela cerró su despacho en Morelia dispuesto a seguir un nuevo camino.

¡Cuál sería su sorpresa al llegar y recibir la noticia de que los empresarios que lo habían llamado, ya no estaban interesados en sus servicios!

Esto lo condujo a buscar su camino en Baja California, a donde fue llamado por el Gobernador en turno y en donde llevó varios casos de derecho laboral.

Sin embargo, las necesidades del gobierno, no siempre de acuerdo con las necesidades del pueblo y en ocasiones francamente opuestas, lo hicieron volver a la Ciudad de México, en donde se abrió paso litigando, escribiendo y dando clases, siempre ayudando a quien lo necesitaba, abriéndose paso a paso un lugar en la sociedad.

Sus esfuerzos dieron fruto, y años después, el 25 de abril de 1945, fue invitado a ser miembro supernumerario de la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación. Al ser admitido en esta institución, dijo en su discurso:

No sé lo que pase en otros órdenes, pero en el jurídico siempre sucederá que, cuando las disposiciones positivas encierran negaciones de las bases humanas del derecho, las leyes y las constituciones tienden a la inobservancia, al abandono y al desprestigio...

Al terminar el siglo y comenzar el siguiente, muchas de aquellas leyes no se practicaban...

En la época de tolerancias que se conoce como “Porfirismo”, la religión... se redujo al culto, y eso en la intimidad del hogar, a cargo de las mujeres, o dentro de los templos...

Pero la situación de desajuste entre lo legal y lo jurídico, entre lo positivo y lo natural, entre lo que debe ser y lo que es, no puede prolongarse indefinidamente.

El “modus vivendi” liberal concluyó cuando estalló y triunfó el movimiento armado contra el “Porfirismo”...

En otras palabras, y perdóneseme que manifieste a este respecto la repugnancia que siempre me ha causado la ficción, en la secular batalla entre la Iglesia y el Estado ha sido de éste la victoria, por lo menos en lo que se refiere a las posiciones legales...

La libertad religiosa, educativa, de expresión y de cuanto se relaciona con la Iglesia, siguen estando sujetas a limitaciones y a prevenciones normales...

... la distancia que exista entre el Estado y la Iglesia, será metro de distancias entre la vida y la muerte de nuestra propia Patria.

¿Y dónde está el mexicano que, sabiéndolo, deje morir a México sin hacer algo por evitar su muerte?

En 1946, la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación publicó un análisis crítico de Chapela sobre La cláusula de exclusión en el derecho y en la lucha de clases, en el que afirmó:

Cuando el obrero está dentro de un sindicato que logró a favor suyo la cláusula de exclusión, tiene siempre sobre su cabeza el peligro de que se le aplique, por cualquiera de las causas establecidas en los estatutos, o por el capricho del líder...

Al surgir cualquier dificultad en el seno del sindicato, el peligro de aplicación de la cláusula es una coacción mucho más fuerte que cualquier otra, porque toca a los intereses vitales del trabajador y su familia.

Sólo un ofuscado puede dejar de ver en la cláusula de exclusión una violencia por la que se obliga a los trabajadores a pertenecer a un sindicato...

Así, podemos llegar a la conclusión de que... la cláusula de exclusión es legalmente infundada... es uno de tantos casos mexicanos, en que las leyes son ilegales por incongruencia entre sus propios términos...

La lucha de clases seguirá siendo una realidad dolorosamente objetiva, mientras no haya en el mundo una tendencia profundamente adherida al alma misma de los sistemas, que preste garantías morales para resolver los conflictos.

Urge... que las reglamentaciones que se hagan... se funden en una reeducación de obreros y patrones, para que... el espíritu de humana amistad vuelva a servir de alma a las organizaciones de trabajo.

El diputado


Uno de los mejores amigos de Chapela fue Antonio Tapia, hombre alegre, inteligente, culto y generoso, mecenas de algunos de los compositores y políticos en ciernes de aquella época y uno de los primeros apoyos del PAN en Michoacán:

¡Llegó al extremo de vender la céntrica casa en que vivían para emplear los recursos así obtenidos en las actividades del naciente partido!

Recuerda su hija Carmen Tapia:

¿Y quienes eran aquellos hombres? Pues Gonzalo, que era yo creo el más fuerte, de los elementos más fuertes;

estaba mi papá que era como un aglutinador, el que proporcionaba la infraestructura necesaria; también entre los pioneros del movimiento político que dio origen al partido, recuerdo al licenciado Miguel Ramírez Munguía que era una gente con una presencia imponente pero al mismo tiempo accesible y muy generoso;

a Pepe Córdova, a Panchito García, al licenciado Estrada, al inolvidable “Pildo” Calderón Vega y a Manuel Torres Serranía, que era el más loco, el que se lanzaba más... el primer presidente municipal del PAN, porque simple y sencillamente el hombre ayudaba a la gente a razonar... (decían que no tenía pelos en la lengua ni en la cabeza).

Para mí, los pensadores, los que llevaban la batuta, eran Gonzalo, Estrada y Manuel Torres, cada uno en su estilo...

En aquel entonces era “lo que se tenga es para compartirse”, si es poco o mucho, lo que se tenga se comparte, no era buscar un beneficio económico o personal, porque si de algo estaban seguros es de que iban a perder, y a perder mucho y tal vez por mucho tiempo, no solamente la elección sino el dinero, el tiempo y quizá algo más.

Para poner un ejemplo, los que tenían dinero lo daban al partido y los que no tenían, también...

En aquellos días yo no entendía lo que eran las cuestiones políticas, lo único que entendía era que había un gobierno impenetrable y ellos eran como la hormiguita que está atacando al elefante, pero con un ideal luminoso, con una idea:

nos entregamos y pase lo que pase, sin decir “ataquemos al enemigo”, no con violencia, no se mencionaba para nada la violencia. Hablaban de atacar al monolito que era el PRI... para obtener un cambio en las condiciones de los que lo necesitaban.

Ellos representaban el valor verdadero de salir a ver qué pasa, porque se la jugaban...

Recuerdo que comentaban que cuando se iban a los pueblos a veces los caciquillos los corrían a balazos, que arriesgaban su vida, pero todas aquellas personas seguían hablando en términos de un ideal, no de una ganancia, no de un beneficio personal...

y eso es lo que es el verdadero valor, saber que con lo que contaban era con la verdad, no con una pistola.

Aquello era cuestión de fe si no, no se habrían metido, sabían que era difícil sí, pero posible... ¡y está siendo posible!..

Ellos eran propositivos, siempre tenían alguna propuesta que hacer, entendían lo que era solidaridad y actuaban según lo que entendían.

Yo creo que tenían la fe en que podía el partido llegar a tener el poder, pero el poder para servir al pueblo, entendido como nación, no para enriquecerse. Sabían que llegaría el día, pero seguramente no en su tiempo, sino después.

Tenían la formación de la gente que cree que esta vida no lo es todo, sino que hay otra; porque ahora te dicen “o friegas o te friegan” y se entiende como democracia el adaptarte a las tonterías de las mayorías, porque el riesgo es que la gente en masa se vuelve menos brillante.

Ellos sabían que había que mover a la gente a pensar, no para manipularla, sino para que pensara. Hablaban con la verdad, y además eran muy buenos oradores.

La tarea que se habían fijado parecía una tarea imposible, pero poco a poco iban ganando adeptos, porque no se dirigían a las masa como masas, sino a sus personas, a su inteligencia, no les interesaba crecer de golpe...

¡Como sea, ellos fueron los que abrieron brecha!..

Entre mis primeros recuerdos están los que incluyen a Gonzalo al piano. En el piano de la familia, en donde siempre había papel pautado y algo con qué escribir, él llegaba, cuando quería, a tocar.

Entraba y de inmediato se quitaba los zapatos y se ponía a tocar lo que había compuesto o componer algo nuevo. Aquí compuso el Himno de Acción Nacional y muchas de sus canciones.

La campaña de 1946

Rafael Servín conoció a Chapela en 1946, en la campaña en que participó por primera vez para la diputación del II distrito de entonces, con cabecera en Pátzcuaro, Michoacán:

Por esos días era yo estudiante en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo y tenía poco tiempo de haber ingresado al partido.

Eran días muy difíciles para los miembros del PAN y también lo fueron para mí: cuando se enteraron los compañeros de mi afiliación al blanquiazul empezaron a burlarse y a provocarme, primero verbalmente y después pasando a los hechos...

¡cada vez que me veían en la Universidad me lanzaban a la fuente que estaba ahí cerca!...

Las autoridades se hicieron eco de la mala voluntad y me expulsaron, sin otro cargo que el de ser panista...

Lo acompañe en esta campaña, sobre todo en la parte de la gira que cubría Puruándiro, mi pueblo Cuitzeo, Santa Ana Maya.

En ese tiempo era julio, medio que llovía... la laguna estaba casi seca y entonces la caminamos, la atravesamos a pie; todos nos quitamos los zapatos y con una ensarta de zapatos, descalzos, nos fuimos caminando al pueblo de Santa Ana Maya.

Llegamos todos cansados y llenos de polvo, algunos con los pies sangrando, pero ¡valió la pena!

Le hicieron una recepción muy cariñosa, muy emotiva. Encontró a un viejo compañero que no terminó su carrera:

“El Güero Álvarez”, Francisco Álvarez, a Alfredo Orduña y muchos otros simpatizantes, que nos manifestaron abiertamente su apoyo. Después de esto, con renovadas fuerzas, seguimos en la campaña...

Esta alma musical de los michoacanos la tenía también el licenciado (Chapela), como se ve en el himno del Partido, que él compuso; el himno dice cómo empezó, qué nos movió, qué buscábamos con nuestra lucha.

Algunos detalles de su las vicisitudes de la campaña de 1946 las relata el mismo Chapela como candidato a diputado:

... tuvimos que reunirnos en una corralada, casi en catacumbas, para proclamar a cielo abierto las mismas tesis y los mismos propósitos de ahora...

Fueron estas tierras las más desamparadas y por lo mismo, las más propicias para que en ellas pudiera fraguarse la gran burla cometida contra el voto ciudadano.

Porque... esta región era nada menos que el cuartel general de quien habría de usurpar la representación política de un pueblo que nunca mereció tal tratamiento.

El 7 de julio, cuando nuestras... más numerosas (guarniciones) se encontraban en otra parte, de Zacapu llegaron... varias carretadas de hombres dispuestos a llevar a otros municipios la misma osada e inverecunda resolución de burla...

Zacapu y Pátzcuaro y Quiroga y Tzintzuntzan y Villa Escalante y Erongarícuaro y Acuitzio y Huaniqueo y Coeneo y Villa Morelos y Huandacareo y Chucándiro y Cuitzeo y Santa Ana Villa Jiménez pelearon y pelearon bien...

en Aciutzio se encendieron fervores, que el entonces candidato todavía guarda en su corazón como uno de los mejores dones de su vida...

la gente más humilde de ese pueblo que es la ribera del lago de Cuitzeo, sangró sus pies para acudir a escuchar el mensaje de Acción Nacional...

Donde la conciencia ciudadana despertaba con coraje de pelea, cada quien hizo su parte para salvarnos a todos.

¿Qué importaba la probabilidad de un nuevo fraude?

Después de todo, el civismo es amor a la patria y amor a los mexicanos, y eso sí se había logrado en todos los municipios, porque ese 7 de julio de 1946 sabíamos todos los que votábamos en el distrito, que nuestro esfuerzo era con miles de mexicanos que, en Sonora o en Yucatán, o en cualquier punto del país, se estaban batiendo también por nosotros, acaso sin conocernos más que en la imagen.

El fraude electoral, las trampas y la represión por parte del PRI-gobierno provocan que el resultado sea valientemente impugnado por el candidato del PAN:

Señores miembros del Colegio Electoral... para un ciudadano mexicano, para un hombre que no tiene en este debate absolutamente ningún interés personal, sino que viene a defender no solo el voto ciudadano emitido en su favor, sino precisamente las ansias de liberación de su pueblo...

esto no es más que la continuación de una pelea constante, de una pelea de toda la vida, que no terminará con la aprobación de ese dictamen, que me es desfavorable...

Al acta de la Computadora, efectivamente, no vienen agregadas protestas de nadie.

Claro, y no venían agregadas sencillamente porque... la Junta Computadora no agregó, como debía, las protestas hechas por el candidato de Acción Nacional...

Si precisamente en eso está el vicio, en eso está el fraude: en que los paquetes que se abrieron en la Computadora no siempre corresponden a la realidad ocurrida el día de las elecciones en las casillas...

eso es lo que nosotros demostramos con abundante documentación...

La Comisión Dictaminadora encontró tan burda la serie de violaciones, que tuvo que anular tres mil votos que se habían emitido a favor del candidato del PRI...

Se encontró que en San Agustín del Pulque no se había instalado jamás una casilla y que... se presentó ante la Computadora un individuo diciéndose presidente de esa casilla y con un paquete con cientos de votos a favor del candidato del PRI...

Se encontró que en el municipio de Santa Ana Maya no se repartieron tarjetas y sin embargo, en la Computadora se presentó un presidente con un paquete... que la Computadora tomó en cuenta, y la Comisión dictaminadora, considerando que ya era mucho...

rebajó esos votos de la elevada cuenta del PRI...

Se ha tratado de insistir en el viejo vicio de que haya dos castas sobre México: una, la casta de los gobernantes, que no permite la menor filtración del pueblo; y otra, el pueblo, que en vano está luchando por sacudirse a esa primera casta.

La primera campaña federal ocurrió en 1943. Esta era la segunda campaña en la que Acción Nacional había propuesto candidatos y en ella se le reconocieron cuatro triunfos.

En sus Memorias del PAN Luis Calderón Vega se refiere a dichas campañas en estos términos:

¡Qué heroicos aquellos que, los primeros en el desafío, nos acompañaron en aquella inolvidable aventura, jugándose la hacienda y la vida! A ellos se debe el despertar político del pueblo mexicano.

La campaña de 1949

A pesar de los avatares de la campaña de 1946, los miembros de Acción Nacional en Michoacán le insistieron Chapela para que aceptara ser candidato para la contienda de 1949,

quien les respondió diciendo que los grandes esfuerzos realizados en la campaña anterior lo habían dejado en condiciones difíciles, por lo que aun cuando consideraba a la propuesta como un honor, no se encontraba en condiciones de aceptarla.

Sin embargo, el mismo Manuel Gómez Morín le transcribió una carta del Comité de Zacapu:

... creemos que es por todos conceptos conveniente, inducir al señor  licenciado Chapela y B. a que acepte su postulación como diputado por ese distrito (2º de Michoacán), teniendo en cuenta desde luego, su brillante actuación durante la campaña anterior y que indiscutiblemente es él la única persona con méritos y prestigio suficientes para mover a la opinión pública...

tuve la satisfacción de conocer personalmente al señor licenciado Chapela y escuchar de sus labios las graves razones de índole no sólo personal sino de conveniencia para el Partido, que él expuso para abstenerse esta vez de figurar como candidato.

Sin embargo, y sin dejar en modo alguno de pesar tales razones, nuestro deseo es que acepte su postulación... de tal manera que... rogamos a usted interponer su valiosa influencia, a efecto de que nuestro deseo categóricamente expresado, pueda ser posible.

Ante insistencias de este calibre y sabiendo lo que la candidatura iba a representar para él y para su familia de cinco hijas, Chapela aceptó la propuesta:

Pues bien, volvemos a la pelea. Sabemos que... habrá témpanos de hielo en absurda cooperación con el fuego del pistolero. ¿Y qué?

Ni al pistolero ni al congelado abstencionista, ni al crítico que se ría, ni al calumniador hemos de rendir cuentas de nuestros actos... sólo hay un Juez que reconocemos...

Su juicio sí nos importa, y lo tendremos de parte nuestra cada vez que, cumplida la tarea, podamos acariciar el rostro de nuestros hijos sin sentirnos culpables de no haber luchado por ellos;

cada vez que miremos nuestros paisajes, sabiendo que hemos hecho algo por merecerlos; cada vez que, en el fondo de nuestras conciencias, podamos sentir que hemos dado un poco de vida a esta Patria.

En aquella época el PAN no contaba con financiamiento público, por lo que la ayuda que podía proporcionar el partido, como lo muestra una carta del 20 de junio escrita por Gómez Morín:

Manuel Ulloa le envió hoy una pequeña ayuda adicional. Quisiéramos hacerla mayor, pero es difícil aumentarla en las condiciones de penuria en que estamos trabajando.

Al mismo tiempo, las necesidades y el apoyo discreto e incondicional pueden apreciarse en la carta dirigida a “Chap” por Antonio Tapia:

Rafael Servín me recomienda que te pida las credenciales que haya que entregar acá... que le mandes también unas mil o mil quinientas tiras de propaganda con el nombre de los candidatos.

Por plática que tuve con él, deduzco que el Sr. García Padilla anda recortado de dinero para la gira que andan haciendo; si hubiera modo de remediar un poco eso, lo haces; si no, me avisas para ver la manera de entrar yo al quite.

Las condiciones de desarrollo del proceso electoral fueron descritas por Gómez Morín en la mencionada misiva del 20de junio:

Todavía aquí no logramos que nos entreguen íntegra la copia del padrón. Los fraudes que vamos advirtiendo en algunos distritos, son del 25 % de los empadronados y en otros, exceden del 40%

Será prácticamente imposible, con este retraso en la entrega, hacer una rectificación del padrón que comprende cerca de medio millón de nombres en el Distrito Federal...

Aquí la ubicación de las casillas y el nombramiento del personal, ha quedado totalmente en manos del PRI por la parcialidad o con la cobardía de los Comités Distritales y con la impericia y el sabotaje o la falsedad de los demás organismos electorales.

Un detalle más de esta campaña nos ilustra sobre la magnitud de estas tareas:

Todos están de acuerdo... en las indicaciones generales que propongo, como, por ejemplo, en la necesidad de que se hagan varias reuniones de representantes en los distintos centros, para el mejor adiestramiento sobre la ley y sobre el funcionamiento de las casillas...

Los señores de Zacapu, al darse cuenta de las dimensiones de la tarea, manifiestan con franqueza que no pueden comprometerse a atender todo el distrito, sino únicamente la parte que constituye el primero de los núcleos enumerados.

O sea, que nuestro comité podrá atender cuatro de los quince municipios que deben ser trabajados. Los once restantes deberán ser atendidos por mí...

Esto, en vez de causarme pena, me hace ratificar el concepto que me he formado de la gente de Zacapu, pues ha sido una prueba de su seriedad, que no los deja caer en vanas euforias...
  
El triunfo

Una vez pasada la elección, el 20 de julio de 1949 le escribe su gran amigo Antonio Tapia:

Querido Chap: Ha corrido un fuerte rumor por estos rumbos, de que “tu caso” será de los que se resuelvan favorablemente en el Colegio Electoral. Con este motivo me han asediado con preguntas... Me he permitido contestarles que hablé contigo y que tu opinión es que no hay ninguna seguridad... que el resultado favorable sólo podría venir por más abundancia de pruebas o, con la ayuda de Dios, por más habilidad en exponerlas y explotarlas.

Llegó el día 27 de agosto, fecha en que tenía que hacerse la defensa del 2º distrito de Michoacán y el ambiente que se vivía fue descrito por el periódico El Universal:

Este es uno de los casos más curiosos que se hayan registrado. Hasta los actuales diputados del PRI están con el candidato del PAN.

Los periodistas han podido constatar en los últimos días esta solidaridad con un candidato, cuya ideología es tan contraria a la suya...

Inclusive las empleadas de la Cámara son chapelistas...

Es aprobada por mayoría la candidatura del licenciado Chapela, sobre quien recaen todas las miradas y las cámaras de los fotógrafos son enfocadas en su persona, quien se encuentra entre los reporteros de todos los diarios, ya que él es uno de los cronistas de la Cámara, por nuestro colega “Novedades”.

Chapela, emocionado, recibe abrazos y felicitaciones.

Así pues, como diputado propietario quedó Gonzalo Chapela y como suplente Manuel García Padilla.

Después del triunfo continuó la celebración con los michoacanos, de acuerdo con la revista del PAN, La Nación, en su número 413 del 12 de septiembre de 1949:

Con la presencia, que se tornaba simbólica del diputado que sale y del diputado que entra, Acción Nacional en Michoacán confirmó su permanencia. Miguel Ramírez Munguía y Gonzalo Chapela y B., uno rindiendo cuentas claras del trabajo desempeñado, y otro ofreciendo con sencillez cumplir el deber impuesto por los electores, dieron la nota emotiva...

Tras una referencia de Ruiz Villaloz “al amigo excelente, al compañero de juveniles aventuras periodísticas, el poeta, al idealista siempre fiel a sí mismo y a la generación fraternal”, el Diputado Chapela, continuamente interrumpido por los aplausos, cerró el memorable acto afirmando su fe en el pueblo de México.

“Todo esfuerzo por México”, fue el lema acuñado por Chapela.

Como dato interesante diremos que el total de su sueldo de diputado ($33.33 diarios) lo destinaba a apoyar la solución de los problemas de su distrito.

En la Cámara de Diputados

En la campaña de 1949, tercera de su historia, el PAN logró el reconocimiento del triunfo de cuatro distritos, por lo que una vez más hubo en la Cámara cuatro valientes defensores:

Juan José Hinojosa, por el III distrito de Nuevo León; Jaime Robles Martín del Campo, por el III distrito de Jalisco, y Eduardo Facha Gutiérrez, por el X distrito del Distrito Federal, además de Chapela, por el II distrito de Michoacán.

Recuerda Rafael Servín:

En muchas cosas lo apoyaba yo en su labor de la Cámara; los fines de semana en que acostumbraba hacer giras por su distrito siempre me invitaba y yo lo acompañaba a ver a la gente, porque nunca perdió el contacto con la gente que lo eligió.

El trabajo que hacíamos era más que debatir en la Cámara, atender directamente los problemas de los electores, como ayudarles a abrir un camino, construir una escuela, llevarles maestros, arreglar problemas de tenencia de la tierra...

y muchos otros que veíamos directamente con ellos.

También se trabajaba mucho para presentar buenas iniciativas... 

¡que iban a la congeladora!, 

pero muchas de esas iniciativas se plasmaron como ideas, y pasando el tiempo el  mismo gobierno las desenterró, las desempolvó y luego ya fueron ideas del Ejecutivo, como por ejemplo el problema de la salinidad del río Bravo;

la cláusula de exclusión en los contratos colectivos, que era un arma en manos de los líderes de los sindicatos, los caporales les digo yo, porque a un trabajador, un obrero que pensaba y que no se iba como la mesnada por donde le decían y que levantaba la voz, rápido y fácil el sindicato le aplicaba la cláusula de exclusión y ¡afuera!, el patrón tenía que rescindirle su contrato porque el sindicato ya le había aplicado la cláusula.

El periodista

Chapela empezó a escribir muy joven, publicando cuentos, poesías y algunos artículos de fondo en revistas escolares, como ¡Ideal! en Pátzcuaro y la revista estudiantil muy prestigiada en su época, Ciencia y Letras, de Morelia.

Sin embargo, la forma como realmente inició su carrera periodística es muy interesante:

En cierta ocasión, una compañía que tenía su sede en la Ciudad de México, lo llamó para que fuera a trabajar con ellos, pero cuando Chapela ya se había trasladado a la Capital, le informaron que siempre no se le iba a contratar. Como era un hombre de fe, se fue a visitar a la Santísima Virgen de Guadalupe, para pedirle que le indicara el camino a seguir.

Al poco tiempo de salir de la Basílica de Nuestra Señora, le avisaron que el gobernador de Baja California lo requería; Chapela vio en esto la señal que esperaba y emprendió un viaje que por poco le cuesta la vida, pero que le dio la oportunidad de iniciar formalmente su carrera de periodista.

Después de un tiempo de trabajar en el norteño estado, decidió volver a la Ciudad de México.

La muerte de un grupo de empleados de la Secretaría de Comunicaciones, en condiciones semejantes a las vividas por Chapela, lo motivó a escribir el artículo Infierno de los desiertos sonorenses

en el que narraba su propia experiencia, mismo que fue presentado en Revista de Revistas y publicado el 15 de julio de 1937, con lo que inició formalmente su carrera como periodista.

He aquí un extracto de su dramática vivencia:

La muerte heroica de los expedicionarios de la Secretaría de Comunicaciones, en el desierto de Sonora, ha tenido la virtud de traer a mi memoria los momentos angustiosos que yo mismo sufrí precisamente hace un año...

Descendimos de la diligencia y llamamos a los que venían detrás. Junto a una piedra, echado de bruces sobre la arena blanca, como un sudario y ardiente como un infierno, yacía un hombre desnudo con las carnes enrojecidas.

Cerca de él, otro hombre seguía flameando como un autómata el pañuelo enorme; ya uno había muerto y el otro estaba inconsciente sosteniendo el pañuelo por un milagro de contracciones nerviosas.

Más allá, fuera de las rodadas, una figura grotesca ensayaba pasos de baile clásico, juntando sus desnudeces a lo escueto del paisaje. “Hello my public!”, nos gritó al mirarnos, “You see? I’m Isadora”.

El pobre había enloquecido, como aquel otro que acompañando su trabajo con grandes carcajadas, arañaba la carne para perforar un pozo artesiano y como el de más allá que abrazado a un Sahuaro, trataba de sacar a furiosos mordiscos el agua de entre las espinas.

Cuando bajé de la diligencia, me di cuenta de mi estado: las piernas no me resistieron.

Tres días sin tomar otro alimento que la galleta con salmón y agua caliente con gasolina, habían hecho su efecto. Sobre la arena me sumé a los caídos y sentí perfectamente la impresión de que pronto me sumaría a los muertos…

¡Agua! Grité con desesperación, en el mismo tono en que gritaban todos los demás moribundos.

De pronto el chofer, con más corazón que muchos otros de la caravana, me acercó a los labios un botecito con café. Aquello me devolvió un poco de energía y la vista empezó a ser más clara…

Cuarenta kilómetros más allá encontramos al resto: habían salido en una diligencia de San Luis, Sonora, junto al Río Colorado.

Eran trece, y nosotros sólo pudimos encontrar once, los otros dos deben haberse perdido entre los arenales, engañados tal vez por un espejismo traidor, y desorientados por el paisaje cambiante de los médanos.

De los demás, unos murieron, otros se volvieron locos y sólo dos, el chofer y un muchacho, enjuto de carnes y de ojos hundidos, estaban relativamente bien.

Ellos nos contaron su tragedia: al salir de San Luis habían llenado sus tanques con suficiente agua, pero los pasajeros no consintieron en que se le revolviera la gasolina reglamentaria.

Esta rara mezcla –más nauseabunda que rara- es algo necesario en el desierto, con el sabor que tiene y lo caliente de los tambores, no es posible tomarla a pasto y se conserva más. Pero ellos no lo creyeron, y hacía nueve horas que se les había agotado.

Cuando encontramos a los retrasados, ya habían desarmado el radiador del autobús para beberse el agua, y en el tanque había desaparecido la gasolina... ¡no quedaba ni aceite!

Hasta entonces comprendí mi error y mi imprudencia, al aceptar el malhadado consejo que me dieron en Guadalajara.

La policía de Mexicali, que me recogió, puede dar testimonio de la situación en que me encontraba, cuando por fin dejé el desierto a mi espalda.

Como un complemento, un detalle sentimental: estábamos en Sonoita, una viejecilla se enteró del destino que llevaba y llamándome a solas me dijo:

 “Tus años tendría mi hijo, cuando se lo tragó el desierto ¿No te reirás de mí si te doy la bendición?”

Y sin saber por qué, fue este el primer momento en que sentí el escalofrío del drama ¡yo que hasta entonces me había divertido con la comedia de tanto formalismo y de tanta leyenda incomprensible!

Hoy el desierto devuelve cadáveres de héroes. Son los restos de otros que buscaron también la gloria por el camino del infierno.

La mayor parte de su actividad como periodista la desarrolló Chapela en el periódico Novedades. En sus páginas, con veracidad y gustado estilo literario, informó sobre los más variados asuntos políticos, económicos, culturales y sociales.

Su infatigable pluma sirvió también para expresar la voz oficial del periódico, en los miles de editoriales que redactó. Su columna Marginales llenó toda una época en el diario en el que trabajó desde 1941 hasta 1968.

En el número 19 de la revista Rumbo, recordaba Armando Ávila Sotomayor:

Sin duda, fue la actividad periodística la que absorbió los excepcionales talentos de Gonzalo, pensador vigoroso y maduro.

El torrente de sus ideas alimentó durante 26 años el sesudo editorial y las columnas que mantuvo permanentemente en el diarismo mexicano, y en las que, desde lo más íntimo de su ser, fluía ufana su inteligencia, aunque siempre quiso presentarlas con letras minúsculas y disertaciones de pequeño acento, bajo los modestos cabezales de “Peccata Minuta” y “Marginales”.

¿Se trataba de una lucha encomiable contra el propio orgullo? ¿Era un esfuerzo por desnudarse de las banalidades del hombre, consciente de su valer y su talento?..

Testigos de buena parte de su vida, aprendimos de él no sólo periodismo, sino enseñanzas vitales...

Por ejemplo, aprendimos de Chapela que la libertad de la conciencia y la independencia del ciudadano son sagradas.

También el rechazo a las medias tintas, que sostenía con firmeza, al asentar que la inteligencia está hecha para la Verdad, y no han de satisfacernos las transigencias con el error.   

Músico y poeta

Una fina descripción de estas facetas de Chapela nos la ofrece Armando Ávila Sotomayor:

El venerable perfume de su Provincia antañosa y musical, dio a Gonzalo, además de su carácter meditativo, un romanticismo vital que se desbordó, con extraordinaria inspiración, en su valiosa obra como compositor musical.

Muchas decenas de melodías de muy delicado acento, surgen en la peña de amigos michoacanos, según la ciencia y el sentimiento provinciano y popular.

Casi todas estas bellísimas canciones esperan ser dadas a conocer. Un ejemplo de esta finísima veta musical de Gonzalo, es su melodía “Yunuén”, dedicada a la pequeña isla del Lago de Pátzcuaro.

También las que se titulan “Noche” y “Romance de Media Noche”, que hacen vibrar con la bohemia emoción, inspirada y melancólica del autor.

Chapela también hizo poesía. Obtuvo galardones en diversos Juegos Florales y escribió el libro de poemas “La Novia de Piedra”, en elogio de la ciudad de Morelia.

El maestro Alejandro Avilés en una ocasión le dijo a Chapela ¡Dedíquese a la música!, a lo que Chapela contestó: ¡Es que tengo muchas cosas que hacer!:

Gonzalo era muchas cosas: era miembro de la Academia Nacional de Jurisprudencia, era periodista, que escribía todos los días una columna en “Novedades”, era político militante y dirigente del PAN, y daba clases...

hay personas que me han dicho que era un buen maestro, un muy buen maestro.

Era también muy buen jurista y hasta historiador. Escribió la historia del Padre Pro, S.J., al que asesinaron cuando la guerra de los Cristeros, en el tiempo de Calles.

En este trabajo fue donde me informé yo a fondo de quien era el Padre... aun cuando sólo se publicó un folleto, porque el libro no llegó a publicarse.

Bueno, él era muy capaz para todo, todo lo que hacía lo hacía bien., Pero si en algo sobresalía, desde mi punto de vista, era en la composición musical. En aquella época le dije yo:

“Si usted se dedica más a la música, eso es lo que le va a dar a usted la mayor permanencia”, y sigo creyendo que ante todo era un gran compositor porque, a pesar de que estaba tan disperso en tantas cosas, las canciones que él compuso eran muy bellas, eran bellísimas.

Sobre la fundación de Acción Nacional

Rememora Esperanza Calderón Vega:

El licenciado era muy amigo de mi hermano Luis Calderón Vega. Se conocían desde la escuela...

Fue también en la escuela en donde a mi hermano le pusieron “Pildo”, porque otro de mis hermanos era estudiante de Medicina y le decían “Pildorón”, entonces Luis era sólo “Pildo”...

En aquellas reuniones y en las que había en la casa de Antonio Tapia no sólo se componían canciones y versos, también se hablaba de cómo estaba la situación en México y de que era necesario hacer algo por mejorarla...

En ese grupo todos eran más que hermanos, ¡se querían tanto!, ¡tenían tanto en común! Era tanto así, que los hijos de todos les decían a los otros “tío”...

Ellos tenían la idea de hacer algo por México, porque estaba la cosa terrible. Gonzalo y mi hermano siempre andaban en esas bolas, había muchos grupos en esa época, no partidos, pues, pero gente, grupos que querían cambiar la situación.

Luis, mi hermano, escribía en una revista de estudiantes sobre la guerra de los cristeros, que acababa de pasar, sobre los problemas del país. Gonzalo escribía en el Distrito Federal.

Los dos siempre dando puntos de vista valientes, motivando a la gente para que pensara, para que hiciera algo.

Entonces fue cuando entre todos fundaron Acción Nacional. Sabían que entrar en una bola de éstas era peligroso, sobre todo en ese tiempo, ¿no?, pero de todos modos le entraron.

Dicen que el mismo don Manuel, que ya había estado en muchas cosas, en el banco, en la Universidad, no se decidía porque se preocupaba por las consecuencias que pudiera tener una acción como ésa, principalmente por su mamá, pero ella le dio confianza y lo animó...

Cuentan que al principio eran un grupito que se reunía en un café, ahí en el Centro, cerca de la oficina de Gómez Morín, para entre todos ir poniendo lo que cada uno podía:

el que sabía escribir, escribía; se trajeron de Morelia a mi hermano Luis, Gonzalo estaba en México; el que tenía dinero, lo daba, entre ellos don Manuel, Antonio Tapia, Manuel Torres Serranía, ¡muchos!; el que sabía hablar, hablaba; don Miguel Estrada, Efraín González Luna; el que sabía componer, componía...

ahí es donde Gonzalo tuvo un papel importante: como eran poquitos y todos se conocían, sabían que él era bueno componiendo, no sólo canciones románticas, sino de todas, ya había escrito algunos himnos que le quedaron muy bien.

Entonces, le pidieron que hiciera el del partido que estaba naciendo. Para él ha de haber sido fácil, porque andaba con el alma a flor de piel, con todo lo que había pasado, con todos los ideales de su juventud en plenitud...

y escribió el Himno, diciendo, cantando, gritando lo que todos ellos pensaban, lo que creían que debería de ser y lo que querían lograr:

“Una Patria para todos y un baluarte del Ideal”


HIMNO DEL PAN

Letra y música: Gonzalo Chapela y Blanco

Levantada convicción
de justicia y de verdad
varonil resolución,
nuestra lucha inspirarán.
Los tiranos temblarán
al oír nuestro pregón:
¡Una Patria generosa
y una vida con honor!

¡LIBERTAD!
¡EXIGID!
¡LA NACIÓN!
¡PROCLAMAD!
¡Que el oprobio cese ya!
¡LIBERTAD!
¡CONQUISTAD!
¡CON ACCIÓN!
¡NACIONAL!

¡Es la hora de luchar!
Nuestro México ha de ser
con justicia y libertad
una Patria para todos
y un baluarte del ideal


Bibliografía


(Reseña del libro de Guadalupe Chapela, “Mosaico, Gonzalo Chapela y Blanco, Autor del Himno del Partido Acción Nacional”. Su vida, su obra y sus circunstancias, Epessa, México, 1998, 146 pp. Reseña publicada en Palabra, revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, año 20, no. 82, Octubre-Diciembre, México, 2007, p. 93 y ss.).