El
Movimiento Social Católico
La llegada al poder por parte del partido liberal, provocó que los católicos
conservadores se vieran obligados a guardar una posición política neutral, sólo
interrumpida para resistir la absurda política anticlerical del presidente
Sebastián Lerdo de Tejada (quien desterró a 10 Jesuitas
y a todas las Hermanas de la
Caridad, a las que había respetado el mismo Juárez por su
labor humanitaria), y para
hacer un último e infructuoso intento de participación política al inicio del
gobierno de Porfirio Díaz. En lugar de la acción política, se dedicaron a la
acción social y al apostolado seglar, de conformidad con lo dispuesto por la
pastoral de los tres arzobispos de 1875.
A pesar de las adversidades del ambiente socioeconómico político liberal,
fueron muy notables los esfuerzos realizados por los católicos en favor de la
justicia social, así como del desarrollo del movimiento social católico en
México en estos años:
Gracias a la Comisión
de Colegios de la denominada Sociedad Católica de México (fundada en 1868),
se impartieron clases nocturnas de religión, de aritmética y de francés en el Colegio
Universal; hacia 1870 se impartían estas mismas clases en cinco
colegios. Entonces se fundó la Escuela Preparatoria de la Sociedad Católica,
la cual competiría con la
Escuela Nacional Preparatoria, cuyo programa positivista
y laico preocupaba a los católicos. En efecto, en 1867 el presidente Benito
Juárez decidió imponer el positivismo en las escuelas públicas, para lo cual se
formó una comisión integrada por Gabino Barreda (discípulo en Francia de
Augusto Comte) y otros, que redactó la ley que a partir del mismo año regiría
toda la enseñanza. Al año siguiente, en 1868, iniciaría sus labores la Escuela Nacional
Preparatoria con un plan de estudios de orientación positivista, elaborado por
su primer director y fundador Gabino Barreda. Afortunadamente, en 1914, Pedro
Henríquez Ureña modificaría el plan de estudios añadiendo otros de carácter
humanístico. (Ver
nuestro capítulo “El Ateneo de la
Juventud”).
En 1878 se funda la
Escuela Católica de Jurisprudencia en la que los profesores
impartían clases gratuitamente; previamente, en 1870, ya se había
fundado la Escuela
de Jurisprudencia de la
Sociedad Católica de Guadalajara en esta ciudad. En ellas se
formarían hombres como Francisco de P. García y José López Portillo y Rojas,
quienes más tarde defenderían públicamente los principios políticos de la Doctrina Social de
la Iglesia.
Hacia 1891, año en que aparece la Encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII, llamada
con razón la Carta Magna
de los Obreros, los jóvenes católicos conscientes de los estragos sociales
causados por el liberalismo en la vida económica y social de los pueblos, en
particular en México, siguieron las sabias orientaciones del Papa y las
reformas sociales se convirtieron entonces en la preocupación intelectual
dominante de los pensadores católicos: se publicaron artículos, folletos y
libros que trataban sobre “la cuestión social”, la cual, de acuerdo con
el Papa León XIII, no era sólo un problema económico, sino también moral y
religioso; por tanto, su adecuada solución requería de medios materiales,
morales y espirituales.
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